Una enfermera, una antropóloga y dos músicos decidieron, a finales de 2017, desarrollar un emprendimiento de producción de semillas mediante procesos de agricultura orgánica. La idea surgió luego de compartir un curso. Semillas Plantae tiene ahora un catálogo de 120 variedades, entre alimentos y flores. Inició con un capital de ¢60.000, aportado en partes iguales por los cuatro socios.
La empresa distribuye las semillas que producen los cuatro socios y otros agricultores que subcontratan, y ya se está estableciendo como una red nacional.
Gabriel Bravo y su esposa, Jemima Picado, son dos de los socios. Él se dedicaba a la música, y ella es antropóloga; tienen su finca en el cerro El Tablazo en San Miguel, Desamparados. Hace 11 años, lograron el sueño común de invertir en una propiedad rural, inicialmente con fines educativos y luego para producir hortalizas.
Felicia Rodríguez se graduó como enfermera; ahora produce en San Luis de Grecia. Proviene de una familia dedicada al agro, y Diego Vargas aporta las semillas desde Orotina; también es músico. Ellos completan el grupo de asociados y fundadores, todos menores de 40 años.
“Como jóvenes, lo que hacemos es darle una perspectiva diferente a lo que es hacer agronegocios”, señaló Bravo, vocero de la empresa. Están enfocados en promover el comercio virtual.
Tomate azul
Uno de los objetivos del proyecto es promover y conservar la diversidad en el agro. Bravo consideró que en Costa Rica predomina la actividad agrícola con los mismos tipos de cultivo y con variedades de semillas importadas e híbridas. “Hemos perdido la noción de cómo eran los tomates o el maíz hace 50 o 100 años, pero estamos acostumbrados a tener disponibles los mismos productos”, añadió Bravo.
Entre las variedades que comercializan a través del catálogo en línea están el tomate azul, ocho variedades de frijoles, entre ellos el malawi y el mungo (ambos de color verde), ojo de tigre, orca (bicolor blanco y negro), pepino sandía y berenjena dulce, entre otros. Además, ofrecen paquetes de semillas para huertos de verano, huertos de flores y el llamado huerto ancestral, con variedades originarias de América, Asia, África y Europa.
“El concepto es educar a la gente sobre la diversidad que existe allá afuera y no se está sembrando. Está muy estandarizada la producción agrícola”, señaló Bravo.
El 90% de la oferta del emprendimiento, según Bravo, son variedades que no se conocen en Costa Rica. “Todas las semillas traen una historia que contar; no es solo un patrimonio agrícola, sino también histórico, social y cultural”, destacó Bravo.
Bravo indicó que están inscritos en la Oficina Nacional de Semillas y cuentan con la asesoría del Centro para Investigaciones en Granos y Semillas (Cigras) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El vínculo
El nombre Plantae identifica el reino de las plantas. El curso de producción de semillas donde se conocieron los socios fue promovido por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA). Bravo indicó que era un curso libre de cuatro sesiones, uno por semana, que mezclaba la teoría con la práctica. Una vez que iniciaron operaciones, continuaron capacitándose a nivel nacional y en el extranjero, de manera presencial y virtual.
Bravo comentó que han logrado un crecimiento sostenido en los últimos dos años y han generado un equipo de trabajo de nueve personas. “Estamos pasando de ser un emprendimiento a ser una microempresa”, refirió. Cuentan con una red de distribuidores a nivel nacional.
También destacó que durante la emergencia provocada por la pandemia de la covid-19 se incrementó el interés de las personas por cultivar huertos de autoconsumo, y con eso, el emprendimiento logró crecer de manera sostenida. “Vino la pandemia, colapsó nuestro sitio web; había cantidad de pedidos a los que no estábamos acostumbrados”, recordó.
En 2022, lograron apoyo financiero no reembolsable del programa Activa del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), al ser uno de los cinco proyectos finalistas en una convocatoria realizada. El financiamiento lo invirtieron en equipos, concluyó Bravo.