Su trabajo era cortar la maleza para preparar el terreno donde se construiría. Así de simple. Entonces, ¿cómo prever la trascendencia que tendría dicha acción unos 1.100 años más tarde?
Pues los residuos vegetales que se derivaron de esa práctica, realizada por los indígenas entre el 900 y 1.100 después de Cristo (d. C.), permitieron a un grupo de arqueólogos –liderados por Gerardo Alarcón, de la Universidad de Costa Rica (UCR)– conocer la fecha en que se iniciaron las obras de construcción del Monumento Nacional Guayabo, sitio de origen precolombino que se ubica en Turrialba.
“Así las cosas, se puede decir que Guayabo se construyó entre el 900 y 1.100 d. C.”, dijo Alarcón, con el informe del análisis de carbono y nitrógeno 14 aún en la mano.
Para dar con la datación correspondiente, los 22 investigadores excavaron en seis sitios dentro del monumento arqueológico: dos en los montículos centrales, uno al lado norte, otro al inicio de la calzada y el último en la periferia.
En cinco de ellos se encontró material orgánico al que se le podía realizar análisis de laboratorio. En total, se recolectaron 57 muestras con cantidades iguales o mayores a los 20 miligramos, las cuales brindaron un porcentaje de certeza del 95%.
“Lo que había eran manchas de materia carbonizada, suponemos que producto de algo que tuve la oportunidad de ver en Las Mercedes (Guácimo, Limón) en el 2009, la limpieza del terreno”, explicó Alarcón, y detalló: “Lo que estaríamos fechando es el momento de la corta de la maleza; por tanto, el momento de inicio de la construcción de Guayabo”.
Asimismo, los investigadores observaron que –por el tipo de rellenos de tierra– esas construcciones se dieron en un mismo periodo.
“No fue como que empezaron a construir, vivieron ahí un tiempo y luego siguieron construyendo, sino que se dio todo en un mismo momento”, destacó el arqueólogo.
“200 años es un tiempo relativamente corto para una aldea que fue diseñada desde sus inicios, porque se tiene que los basamentos que están en la calzada corresponden a la fase más temprana de construcciones. Se empezó a construir sabiendo dónde iba a estar la entrada; es decir, ya había un ordenamiento territorial”, comentó Alarcón.
Asimismo, el arqueólogo agregó: “No fue un asentamiento que fue creciendo espontáneamente, lo cual refleja que –habiendo una planificación y especialización laboral– se tiene un desarrollo pleno de la sociedad”.
En otros sitios arqueológicos ubicados en el Caribe, como Las Mercedes y Corinto, también se observa esta técnica constructiva.
“Sabemos que en este rango, entre 900 y 1.100 d. C., también se dio un auge en las construcciones en la llanura del Caribe central. Ya podríamos hablar, con mayor propiedad, de fenómenos regionales”, dijo Alarcón.