Mientras sobrevuela a diferentes altitudes entre los 100 y 12.000 metros sobre el mar, los sensores del Hiaper (GV) –un avión de investigación ambiental de 29 metros de largo– recaban datos de los diferentes gases que van del agua al aire y viceversa.
Frente a las computadoras, una decena de científicos extranjeros observan y comparan los datos con las imágenes de satélite para así conocer cómo el océano y la atmósfera realizan este intercambio.
El Hiaper (GV) estuvo ayer en el aeropuerto Juan Santamaría tras concluir su misión, en la cual realizó 11 vuelos en Costa Rica y otros seis en Chile durante los meses de enero y febrero.
La investigación a bordo de la aeronave forma parte del Proyecto Torero, iniciativa que reúne al Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (Cires) de la Universidad de Colorado, la Universidad de Wisconsin, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la agencia espacial estadounidense (NASA), con fondos de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF).
Unos 80 investigadores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Grecia y Japón participan en el proyecto.
“Torero es acerca del intercambio de los gases reactivos que salen del océano y afectan la composición de la atmósfera. Todos estos gases afectan la capacidad que tiene la atmósfera de limpiarse a sí misma”, comentó Rainer Volkamer, líder científico del proyecto.
De esta manera, se sabrá más sobre el papel que cumplen los océanos en los procesos climáticos como la formación de nubes, la dinámica de las tormentas e incluso su relación con el cambio climático.
“Esta química atmosférica no está hoy representada en los modelos globales y en este avión tenemos la posibilidad no solo de medir estos gases cuando salen del océano, sino también hacia donde se dirigen”, agregó Volkamer.
Por aire y mar. El avión está equipado con una serie de instrumentos que permiten medir parámetros tanto físicos como químicos.
Uno de ellos es el llamado CU Amax–Doas que toma datos sobre los radicales de los gases, como glioxal, óxido de yodo, óxido de bromo, dióxido de nitrógeno y formaldehído, entre otros. Un radical es aquello que reacciona cuando se da el intercambio entre agua y aire.
Otro instrumento que se usa es el Hiaper Airborne Radiation Package (HARP) que mide la radiación en la atmósfera.
Aparte, se estudian imágenes satelitales. “Los instrumentos del avión nos brindan información complementaria a las imágenes de los satélites”, dijo Volkamer.
Paralelo al proceso que sucede en el aire, otro grupo de científicos utilizan el barco RV Ka´imimoana de NOAA para tomar muestras en el área que sobrevoló el avión.
La combinación de datos de avión, barco y satélites permitirán tener un mapa más preciso sobre la composición química de la atmósfera del Pacífico tropical.