Cualquier esfuerzo que se haga por conservar un jaguar repercutirá en el resto del bosque.
“Son animales que están en el tope de la cadena alimenticia y ayudan a mantener el equilibrio en el ecosistema. Si llegamos a perderlos, se rompe el balance natural y se empiezan a ver cambios que no necesariamente son positivos”, explicó Roberto Salom, investigador y director de la organización Panthera.
Este especialista asegura que si se proteje a un jaguar no solo se le está conservando a él, sino además todo lo que hay en esa área como fuentes de agua y los árboles que captan carbono.
Con esa visión, Panthera y el Ministerio del Ambiente (Minaet) suscribieron un convenio que oficializa el Corredor del Jaguar como una medida para lograr la conectividad entre las áreas donde vive y se desplaza este felino.
En este sentido, el acuerdo contempla un compromiso por impulsar iniciativas científicas y acciones de conservación que beneficien tanto a la vida silvestre como a las comunidades.
“El convenio nos da un respaldo. El Gobierno reconoce que el corredor es importante para la conectividad no solo del jaguar sino para toda la biodiversidad del país. Eso permite fortalecer los lazos existentes de cooperación y buscar nuevos aliados”, dijo Salom.
El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) será la entidad encargada de implementar este acuerdo.
Para Sinac y Panthera, el trabajo conjunto no es nuevo. Desde el 2008, colaboran con comunidades para estudiar el estado de las poblaciones de jaguar en el país, analizan las amenazas sobre la especie y dialogan con los finqueros para mitigar los conflictos que se presentan cuando un felino ataca al ganado.
A la luz de este convenio, se trabajará en un plan estratégico de conservación así como en protocolos para la atención de felinos en zonas urbanas y resolución de conflictos felino-ganado.
En cuanto a iniciativas científicas, se realizarán estudios en Tortuguero, Talamanca, Braulio Carrillo y Maquenque.
Con ayuda de cámaras trampa, las cuales son usadas para fotografiar vida silvestre en ausencia de seres humanos y sin que los animales se percaten, se pretende calcular la población de jaguares que habita en el país.
“Otro paso será entrenar a guardaparques para que ellos mismos puedan hacer el monitoreo en las áreas protegidas donde laboran”, comentó Salom.
Experiencia anterior. El Corredor del Jaguar se sustenta en el trabajo previo realizado por Panthera en el país.
La organización tomó en cuenta aspectos propios de la biología de la especie y el ecosistema junto a factores como distancia de poblados y caminos, densidad de la población humana alrededor, porcentaje de árboles y arbustos, tipo de uso de suelos y elevación.
Esa información les permitió diseñar un mapa de corredores biológicos que señala cuál es el área ideal para conectar dos unidades de conservación donde se detectó presencia de jaguares.
“El siguiente paso fue salir al campo para verificar que esos corredores eran ideales. Resultó vital ver la conectividad entre la cordillera Volcánica Central y la cordillera de Talamanca porque, si perdemos conectividad ahí, no solo la perderíamos a nivel de país sino que también en lo regional”, comentó Salom.
De hecho, en esa zona ya existen seis subcorredores identificados donde, aparte de trabajar la conectividad del jaguar, se ven temas de recurso hídrico, deforestación, cacería, incentivos para la protección de bosque y educación ambiental, entre otros.