Cuando Andy y Fran Browne se quedaron sin empleo en el 2009, decidieron emprender un nuevo plan de vida: dejar los Estados Unidos y mudarse a Costa Rica para pensionarse.
Como ellos, hay miles de jubilados estadounidenses que, producto del aumento en el costo de la vida, están en busca de alternativas de retiro más económicas y con mejores condiciones que las que se ofrecen en su país.
Costa Rica es una de esas opciones. De hecho, aparece como el quinto mejor país en el mundo para retirarse, según el índice anual que elabora la revista International Living , que contempla aspectos como costo de la vida, servicios de salud, clima y beneficios especiales, entre otros.
También aparece en la misma posición en la lista del sitio web Top Retirements, por encima de países como Nueva Zelanda.
“La calidad de vida de Costa Rica, cimentada en seguridad, la estabilidad política y económica, el acceso a servicios de salud de primer nivel así como la belleza natural, las bondades del clima y la calidez de la población, hacen de Costa Rica un destino muy competitivo para retirados”, comentó Gabriela Llobet, directora general de Cinde.
A dichas características, Massimo Manzi, director del Consejo para la Promoción Internacional de la Medicina en Costa Rica (Promed), agregó que el turismo médico ha ayudado a aumentar el interés de extranjeros. “Los viajes médicos son una oportunidad para los pacientes de conocer el país y valorar la posibilidad de retirarse en él”.
Además, mencionó que un costo de vida menor (22% menos que en EE. UU., en promedio) y salud a precios bajos, son otros dos atractivos.
Según el Censo 2011, 2.262 pensionados de Estados Unidos vivan en suelo tico. A estos se suman 261 canadienses y 284 españoles, entre otras nacionalidades.
Oferta escasa. Pese al potencial que tiene el país para atraer a jubilados extranjeros, la oferta de comunidades especiales para esta población es muy incipiente.
“Cuándo un retirado extranjero pregunta: ‘¿qué comunidades estilo EE. UU. tienen para ofrecerme a mí?’, la respuesta es: ninguna”, explicó Lou Aguilera, presidente del proyecto Pacific Plaza.
Aunque la idea de crear un cluster para pensionados recibió un impulso gubernamental en el 2010, la iniciativa quedó olvidada y el sector privado es quien lo ha echado a andar.
“El contar con una masa crítica de proyectos es el paso inicial para poder pasar a otras acciones de promoción hacia los retirados”, comentó Massimo Manzi.
Así, si bien cada jubilado tiene preferencias específicas, los inversionistas están apuntando a un mercado de retirados profesionales de clase media y media alta provenientes de EE. UU. (zonas sur, sureste y este), Canadá y España.
Para satisfacer las necesidades de esta demanda, los proyectos que se están empezando a desarrollar en el país tienen la característica de ser integrales bajo el concepto de “envejecer en el lugar”.
“Las personas ingresan en su edad de retiro activo y van pasando a distintos tipos de modelos de asistencia según van aumentando sus necesidades de salud”, explicó Manzi.
De esta forma se combinan proyectos de vivienda con servicios médicos de calidad internacional.
Además, es deseable que estos complejos se ubiquen en lugares cerca de aeropuertos internacionales, tengan actividades recreativas como canchas de golf, piscinas o gimnasios y cuenten con servicios como acceso a Internet.
Estas comunidades especiales, por lo general, cobran una cuota de ingreso y una mensual.
“La gente alquila y además paga una tarifa mensual según el tipo de servicio médico que requieran”, comentó Jamie McWilliam, gerente general del proyecto Verdeza, que actualmente se está construyendo en Escazú.
En este momento hay tres proyectos de este tipo en construcción y dos en planeamiento.