En reconocimiento a su amplia trayectoria en la política, la docencia y organismos de derecho internacional, la abogada Elizabeth Odio Benito, fue galardonada con el doctorado honoris causa por parte de la Universidad Nacional (UNA).
El premio fue entregado durante una ceremonia el pasado miércoles en el Teatro Popular Melico Salazar con la presencia del presidente de la República, Luis Guillermo Solís, y las autoridades de la UNA.
Ahora con 74 años, Odio fue Ministra de Justicia durante las administraciones de Rodrigo Carazo (1978-1982) y Rafael Calderón (1990- 1994). Además, ocupó la Segunda Vicepresidencia de la República durante el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998- 2002).
Odio fue la primera mujer docente de la carrera de Derecho de la Universidad de Costa Rica e impulsó la creación de la Maestría en Estudios de la Mujer, que desarrollan en conjunto la UCR y la UNA.
Derechos humanos La sesión solemne en su honor se inició a las 6 p. m., con la intervención de la rectora de la UNA, Sandra León. Tras la entrega del reconocimiento, Odio brindó la conferencia titulada Derechos humanos: un presente sombrío, un futuro de esperanza .
Su disertación comenzó por recordar los cien años del inicio de la Primera Guerra Mundial, conflicto armado cuyas consecuencias, junto con las de la Segunda Guerra Mundial, propiciaron la creación de instituciones internacionales que impartieran justicia.
La jurista señaló los esfuerzos que se han realizado para defender los derechos humanos. De aquellos ha participado pues creó la figura de la violación y el acoso sexual en caso de guerra.
Odio Benito integró la Corte Internacional de la Haya y participó en el Tribunal Penal Internacional para juzgar crímenes de la antigua Yugoslavia. Para la jurista, el movimiento que origina los derechos humanos es jurídico y político, pero aspira a asentarse en el comportamiento humano para dejar de lado todo tipo de discriminación.
“Sentir compasión por nuestros iguales y formarnos en una sociedad solidaria, inclusiva y equitativa”, aconsejó Elizabeth Odio.
Ante las deudas pendientes en derechos humanos, Odio indicó dos herramientas: la solidaridad y la educación: “Para trabajar por ese futuro que anhelamos hay un valor esencial: la solidaridad; y, para hacerlo posible, un instrumento irreemplazable: la educación”.