El polémico empresario colombiano Gabriel Morales Fallón ya habló sobre su relación con el Gobierno costarricense, y de cómo le prestó el avión de una empresa con la que no tiene nexos a una presidenta que dice no conocer.
El empresario, naturalizado costarricense y con residencia en Santa Ana, San José, habló con la cadena de noticias RCN de Colombia para negar cualquier vínculo con el narcotráfico y recalcar que el préstamo del avión no llevaba ningún interés de por medio.
“Yo no conozco a la presidenta de Costa Rica, no la he visto personalmente, no he hablado con ella personalmente, no me he cruzado con ella”, dijo ayer a la cadena informativa, y agregó que llegó al país perseguido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El pasado de Morales Fallón, investigado por narcotráfico y lavado de dinero en su país, desató un escándalo político aquí que llevó al Ministerio Público a abrir una investigación por lavado de dinero.
El costo político de pedir este avión para Chinchilla fueron las cabezas del ministro de Comunicación, Francisco Chacón; su asistente personal, Irene Pacheco, y del viceministro de la Presidencia y encargado de la seguridad de la mandataria, Mauricio Boraschi.
Morales Fallón aceptó que fue él quien facilitó al Poder Ejecutivo el jet matrícula N93CW, operado mediante la figura de leasing por la petrolera THX Energy, a pesar de que, según dijo, no tiene ningún vínculo legal con la empresa, y le presta servicios de consultor.
El empresario contradice de esta forma la versión del exjugador de futbol Rolando Fonseca, quien el miércoles dijo a este medio que había sido él quien facilitó el avión por ser el único representante de THX Energy en el país.
Morales no especificó si Fonseca estuvo presente en una reunión en la que miembros del Gobierno (que no especificó) llegaron a agradecer el préstamo para el vuelo a Perú.
“Lo único que se habló en esa reunión es que la compañía lo hacía con muchísimo placer para el Gobierno de Costa Rica y que no necesitaba nada a cambio”, sostuvo.
Ese viaje, realizado el 11 de mayo, le permitió a la presidenta Chinchilla; a su esposo, José María Rico; al entonces ministro de Comunicación, Francisco Chacón, y a la asistente de la mandataria, Irene Pacheco, asistir a la boda del hijo del vicepresidente Luis Liberman, en la capital peruana.