“Pame y Ronald” se quieren tanto que dejaron una huella de su amor en las paredes de un monumento declarado patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica: las Ruinas de Cartago .
Los restos de lo que pretendía ser un templo para Santiago Apóstol, primer patrono de Cartago, están “decorados” con decenas de rayones hechos con corrector líquido blanco, así como grafitis pintados con espray.
Algunas de las características de los rayones sugieren que sus autores podrían ser estudiantes de colegio, pues se leen inscripciones tales como “Lisbeth, 8-10”, “Yuli, 8-10”, “M y D, 2013, 7-6”; sin embargo, no ha sido posible frenar la acción vandálica en los muros del centenario monumento que es propiedad de Temporalidades de la Iglesia católica, pero administrado por la Municipalidad de Cartago.
Según declaró el director de Planificación Urbana Municipal, Óscar López, la institución hizo una inversión de ¢25 millones para el mantenimiento y seguridad de este inmueble patrimonial.
El año pasado se colocaron portones de metal y varios ornamentos que asemejan rosetones en cada una de las entradas.
“Tanto la Fuerza Pública como la Policía Municipal hacen rondas por el lugar, pero es difícil controlar a una pequeña parte de los visitantes que parece no tener conciencia de lo valioso de este monumento ícono de Cartago y de Costa Rica. Ellos aprovechan cualquier oportunidad para, en forma subrepticia, cometer actos vandálicos”, declaró López.
El funcionario informó de que, en materia de seguridad, la Municipalidad ha dotado a la ciudad de cámaras de video, equipos de comunicación, policía motorizada, pero, aun así, los grafiteros burlan la vigilancia.
López dijo a La Nación que la Municipalidad de Cartago solicitó al Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura orientación para conocer “el procedimiento de limpieza adecuado, que no dañe más las piedras de estos muros”.
Consultada al respecto, IleanaVives, directora del Centro, explicó que esa dependencia había enviado a la Municipalidad un documento de prevención para que se tomaran las acciones respectivas de conservación de un inmueble patrimonial sobre dos puntos específicos: los grafitis y el aparente deterioro de la calzada de piedra al costado oeste.
“En un oficio que recibí esta semana, la Municipalidad solicita al Centro orientación sobre cómo realizar la remoción de los grafitis y una inspección técnica para evaluar el estado de deterioro de las aceras de piedra. Tal y como lo establece la Ley de Patrimonio 7555 la institución atenderá esa petición”, explicó Vives.
Por su parte, el jefe del Área de Conservación de ese centro, Adrián Vindas, declaró que la limpieza de estos rayones debe ser un proceso cuidadoso pues se trata de piedra “viva” que no cuenta con ningún tipo de revestimiento. “Afortunadamente existen productos químicos especiales que se aplican a la superficie que fue pintada y eliminan el daño”, dijo.