En El principio del fin , Fabrizio Arrieta ofrece un espacio de observación y reflexión. Se trata de una muestra que repasa la creación de Arrieta y que indica las múltiples direcciones de su proyecto artístico.
La sala 1 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo se llena de la obra de Arrieta en diferentes técnicas: pintura, collage , intervenciones de libros, instalaciones y videoarte. El conjunto evidencia los procesos e intereses de investigación y experimentación que caracterizan el trabajo del artista.
Nuevos significados. El principio del fin invita a una revisión no solo de la trayectoria de Fabrizio Arrieta, sino de la representación y la creación artística mismas. El diálogo se establece entre las obras y el espectador, las creaciones expuestas y la sala en la que se exhiben.
El recorrido por la exposición revela diferentes acercamientos al pensamiento sobre la imagen. Arrieta utiliza la anulación como uno de sus principales planteamientos: es la invitación para que el espectador reflexione sobre la representación misma.
“El arte tiene varias capas o niveles de significado. En ese sentido, el anularla es una de esas capas, de esas estrategias. Funciona en el sentido formal porque crea una tensión entre la figuración y la abstracción; hay imágenes muy claras y reconocibles, pero, en el mismo espacio, en el mismo escenario, hay planos que no refieren a nada concreto”, explica el artista.
En obras como las 14 pinturas de gran formato que ocupan una pared completa de la sala, la anulación omite secciones importantes de los retratados, sugiriendo interpretaciones y ocultando significados directos.
En obras como 1961 y Masterpiece-Vandalized , el collage enmarcado S/T (2012) o el políptico de óleo e impresión sobre tela Principios no personalidades , figuran sus personajes y escenarios fragmentados, anulados por el vacío y reinterpretados.
“La pintura, por excelencia, está hecha para ser vista. Aquí se trata de enfrentar al espectador con una restricción, con que vea la imagen; pero en realidad hay algo que no está viendo, hay algo que tiene que imaginar. Es condicionarlo e invitarlo a que participe, piense e imagine qué había detrás, y se pregunte por qué. Si lo llevamos más allá, es una actitud, es un intercambio en todos los aspectos”, explica Arrieta sobre su trabajo.
De este modo, lleva su reflexión más allá de la obra en sí: “En el camino, las formas reconocibles se van anulando, pero depende desde dónde se vea. Obviamente, uno lo va a leer desde las formas que reconoce, pero me interesa dejar un espacio abierto para que el espectador haga sus propias interpretaciones y cambie sus hábitos de cómo ver no solo el arte, sino la vida en general”.
La curadora María José Chavarría explica que la disposición de las pinturas recuerda los salones del siglo XVIII. La historia del arte desempeña un papel importante en la exposición, como parte clave de sus cuestionamientos.
Un ejemplo es el videoarte Mal de época . “Es un video hecho con ocho libros de historia del arte y de artistas”, explica Fabrizio Arrieta. Para el artista, el video en loop es “una metáfora de la saturación de información de la época, pero también del acceso a la educación artística y a la historia del arte”.
Diálogo en proceso. Para María José Chavarría, la obra de Arrieta permite “pensar en la función de la pintura, en por qué todavía es un medio válido en el arte contemporáneo, en este momento y para un artista joven, pero pensándolo desde una sociedad que está inmersa en una cultura visual, en la que hay una cantidad saturada de imágenes que vemos todos los días en redes, en televisión y en impreso, de las que simplemente no se puede estar distante”.
Chavarría explica que los conceptos y técnicas de apropiación y manipulación de las imágenes son fundamentales para comprender la obra de Fabrizio Arrieta.
Para la curadora, la clave de las obras es “generar nuevos significados a partir de la apropiación y el cambio en la connotación; es algo que fue de difusión masiva, que fue impreso o digital y que, al llevarse a la técnica pictórica, cambia de significado”.
Arrieta elige fotografías de moda para sus creaciones: las fragmenta y transforma en las figuras centrales de sus obras utilizando programas de computadora. Son esas reconstrucciones las que traslada al lienzo con la pintura.
“Son fotos que descargo de Internet, de páginas de modelos. Esto me interesa porque hay una previa manipulación de la imagen, una construcción; no son imágenes puras. Ya tienen una aspiración a ser bellas. Obviamente, durante el proceso el significado cambia y, al final, es totalmente otro”, dice el artista.
Chavarría considera que la anulación y la resemantización (atribución de nuevos significados) de las imágenes abre puertas para “repensar el asunto de la representación, de la función de la imagen y de las mismas técnicas que se usan para reproducir”.
Para Arrieta, “más allá de afirmar algo, el arte propone interrogantes y desencadena cosas que muchas veces no tienen control del artista. El artista hace su trabajo y el resultado no está en sus manos: involucra lo que el espectador le agregue después”.
Recorridos múltiples. Las direcciones variadas de la reflexión de Fabrizio Arrieta se presentan en distintos formatos, como los dos videos: Mal de época y La creación del hombre .
Entre tú y yo no existen secretos es la selección de 36 páginas de un libro sobre arte, con citas de artistas y críticos, en retablos e intervenidas.
Fabrizio Arrieta dice de la obra: “Las páginas fueron elegidas por afinidad. Podrían agruparse en tres: las que hablan sobre la práctica pictórica, las que hablan sobre el espacio de exposición y sobre la recepción de las obras. Las intervine con pintura o adhesivos para ejercer un intercambio entre el otro artista y mi manera de entender el trabajo”.
En la muestra se ofrecen también objetos personales en torno a un cuadro en gran formato, “anulado” al estilo de las pinturas.
Chavarría explica que esta sección “tiene que ver con elementos autorreferenciales del artista. Algunos de los elementos no son necesariamente obras: pueden ser imágenes de referencia, cuestiones más anecdóticas, recuerdos de otros momentos y otros espacios, ya con un significado distinto”.
El principio del fin se plantea como una obra abierta: involucra una experimentación con el espacio y obras sugerentes que invitan al espectador a una interacción mayor con la imagen y lo representado.