La constante presencia de botes en el sitio atraídos por la abundante pesca, ya daba una pista. La batimetría (estudio de profundidades oceánicas) basada en datos de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) solo vino a confirmarlo.
Allí, a tan solo 14,8 km del peñón Manuelita y en los límites marítimos del Parque Nacional Isla del Coco, un monte submarino atrae a diversidad de especies que encuentran alimento en sus alrededores.
Este monte, aún sin nombre, es un pico achatado que mide 840 metros de altura y se encuentra a unos 40 metros de profundidad.
Así lo dio a conocer Omar Lizano, investigador del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi) y del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR), en un artículo publicado recientemente en la Revista de Biología Tropical .
La Isla del Coco es el único punto que emergió de la cordillera volcánica del Coco. Eso quiere decir que bajo el agua yace todo un sistema volcánico ya extinto, que se formó a partir de una anomalía que posee el núcleo del planeta –conocida como punto caliente o pluma mantélica– por donde se filtra el magma que sube a la superficie.
Otros montes. Aparte de este, se han identificado otros dos montes submarinos con alturas superiores a los 2.000 metros, cuyas cumbres están a menos de 1.000 metros de profundidad.
Uno de ellos es el monte Cortés, ubicado al oeste de la isla (a unos 165 km de esta). Mide 2.738 metros y es el más alto de los tres.
“Es un cono bien formado con picos en su cumbre que se supone fueron cráteres. Por su forma cónica, se parece al volcán Arenal”, dijo Lizano a La Nación .
El otro monte se conoce como Las Gemelas. Se encuentra a 72 km de la isla y mide 2.420 metros de altura. El investigador lo describe como una serranía irregular con picos en su cima, uno de ellos alcanza los 600 metros de altura.
En setiembre del 2009, un equipo de National Geographic lo exploró a bordo del minisubmarino Deep See y constató la diversidad marina alrededor de su cumbre.
Con el fin de proteger esa riqueza, en el 2011 se creó el Área Marina de Manejo Montes Submarinos que regula las actividades pesqueras en 964.000 hectáreas.
Presión pesquera. Para Lizano, estos montes favorecen la productividad, la biomasa (nutrientes) y la diversidad de especies, por la dinámica de corrientes que se genera.
“Las corrientes marinas se ven obligadas a subir cuando se encuentran de frente con el obstáculo (el monte) y, al hacerlo, se llevan todos los nutrientes que están suspendidos en las capas de agua más profundas”, explicó Lizano.
“Con la presencia de montes se generan circulaciones que atrapan partículas y organismos, lo cual está relacionado con alta biodiversidad”, detalló el estudio.
Aparte de atunes y tiburones, también los pescadores se ven atraídos por este monte, de ahí que los guardarparques reporten frecuentes ingresos ilegales al área.
“Dado que el monte submarino está dentro del borde de ese círculo imaginario (límites del parque), deberán evaluarse las políticas vigentes de protección de los recursos marinos a la luz de esta nueva información”, destacó Lizano en el artículo científico.
Asimismo, en cuanto a investigación, se recomienda indagar sobre las posibles interconexiones ecológicas entre estos montes.
Ya un grupo de científicos ticos , liderado por Randall Arauz, está estudiando cómo los tiburones martillo ( Sphyrna lewini ) utilizan estos montes para orientarse. El Cimar-UCR también está explorando la vida en las profundidades .