Es médico, virólogo molecular e investigador en infectología.
Luis Enrique Soto Ramírez trabaja como jefe del Laboratorio de Virología Molecular y es investigador del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en México.
También es el representante por Latinoamérica del grupo Towards an HIV Cure ( Hacia la cura del VIH ) que reúne a expertos en VIH, incluidos los ganadores del Premio Nobel por descubrirlo.
Estuvo esta semana en Costa Rica para impartir charlas a especialistas de salud costarricenses, y La Nación conversó con él.
¿Cuánto hemos aprendido del VIH en estos 31 años?
Los avances son formidables, pero hay un problema: cada vez que creemos conocer bien al virus, este cambia, su estructura genética muta y dejamos de conocerlo como creíamos. Esto hace más difícil controlarlo.
”Nos queda claro que el virus muta muchísimo y que afecta al cuerpo de formas muy diversas y muy variables.”
Esto complica el camino hacia la obtención de una cura o de una vacuna contra el sida.
Estamos lejos de las dos, pero creo que estamos mucho más cerca de hallar una cura que una vacuna. Lo que conocemos hasta el momento nos hace ver que es más fácil dar con una cura que con una vacuna.
”El virus es tan cambiante que una vacuna no funcionaría durante mucho tiempo y no sería eficaz, y, aunque esto también repercute en la búsqueda de una cura, es un poco más fácil de controlar.
”Los tratamientos antirretrovirales han ido mejorando y eso ya nos da ciertas señales de poder hallar algo que no solo controle el virus, sino que pueda curar a la persona, pero todavía falta mucha, muchísima, investigación.
”Además, la idea de una vacuna también me preocupa. Si ya muchas personas le han perdido el miedo al virus y se preocupan menos por su salud sexual aduciendo que el VIH puede controlarse, ¿cuánto más peligroso será esto, si hay una vacuna disponible? Las conductas de riesgo podrían aumentar”.
¿Cuál es el principal peligro de perderle el miedo al VIH?
Que el hecho de que el virus pueda controlarse con antirretrovirales no quiere decir que la persona tenga su salud al 100%. Aun con tratamiento, pueden darse problemas cardíacos o renales.
”Incluso, en otras enfermedades crónicas como la diabetes e hipertensión las personas no tienen su salud al máximo. Con el VIH, la situación es aún más fuerte”.