Los días 1 y 2 de junio, este diario publicó dos notas con datos absolutamente falsos e injuriosos, brindados por Federico Campos –abogado de Ricardo Alem y de Víctor Rafael Castro Fernández– y por el precandidato Álvarez Desanti. Nunca en mi vida he faltado el respeto a mi padre –que en paz descanse– o a mi madre. Antonio Álvarez Desanti, Federico Campos Calderón y Víctor Rafael Castro, faltan a la verdad.
El lunes 28 de mayo del 2012, en los zaguanes tribunalicios de Cartago, increpé a Víctor Rafael Castro, por sus proposiciones irrespetuosas, sus insultos y sus maniobras. Ni siquiera tuve contacto visual con mi señora madre y jamás la empujé. Al menos ocho testigos presenciaron ese acaecimiento y así lo declararán en estrados.
Atiendo desde el 16 de mayo, el debate judicial en la injusta querella planteada por el precandidato Álvarez en contra del chofer de furgón don Ricardo Murillo, a quien pretende condenar a un año de prisión y al pago de cien millones de colones por daños y perjuicios. Veremos.
A lo largo de muchas y aburridas audiencias, la versión contenida en el libro “La Salida” y repetida hasta el cansancio por el acusador, ha sido desbaratada desde sus enclenques bases periciales. Esta circunstancia procesal ha irritado muchísimo a mi intolerante adversario, quien recurrió una vez, como es su estilo, a faltas a la verdad, aprovechando un angustioso conflicto familiar, originado en la ambición de un hermano y el asesoramiento de su primo.
Lo vivido en los últimos seis años por mis dos sobrinos, mis hermanos Diana y Pedro y por mí, después de la muerte de nuestro padre y abuelo, se puede resumir en la frase de Carrara “profundo dolor”, que va desde el despojo del legado económico otorgado en el testamento, hasta el robo de nuestra tranquilidad, nuestra salud, nuestro tiempo y lo peor: nuestro honor.
Ese hermano que nos ha martirizado por tantos años, tomó decenas de millones de colones de nuestra fortuna y ha gastado más de cien millones de colones en honorarios de abogados para perseguirnos. Por eso fue removido de su cargo como gerente de facto en diciembre del año pasado y esta semana rindió una fianza de quince millones, en el Juzgado Penal de Cartago, dentro de la causa por fraude que se tramita en su contra, para poder salir del país a acompañar a su esposa en un hospital de Bogotá. Con lo que yo estuve de acuerdo.
A pesar del convenio mayoritario a que nuestra familia llegó gracias a la mediación de Fray Isidoro, en el Convento de los Capuchinos en Cartago, en noviembre del 2007, para cumplir el testamento de mi padre, este mismo hermano impidió su ejecución, dispuso de nuestros bienes, pidió el embargo de la tumba de mi padre y de mi hermana Mirta y ha realizado varios actos en nuestro perjuicio, por lo que actualmente existen dieciocho procesos judiciales en trámite.
A contrapelo de los principios del periodismo democrático que rigen los medios de comunicación de los países civilizados, esta vez no tuve ninguna oportunidad de defenderme y demostrar la inexistencia de los hechos narrados.
Una llamada de La Nación, a las siete de la noche, a un periodista amigo, fue el leve pretexto para encubrir el desequilibrio noticioso y afectar mi prestigio sin ningún motivo válido.
Acusaciones sin fundamento. Esta es la octava vez que mi hermano Pedro, mis sobrinos, mi cuñado y yo, enfrentamos una demanda por violencia doméstica o agresión en contra nuestra, sin ningún fundamento fáctico, ni ético, ni jurídico.
El primero en ser puesto injustamente en el cadalso mediático, fue mi hermano, entonces viceministro de Obras Públicas, en julio del 2007, http://www.diarioextra.com/2007/julio/28/sucesos10.php
En agosto del 2008 en el periódico La Teja, se negaron a publicar otra de estas falsas acciones judiciales, por cuya redacción el abogado Pedro Beirute cobró más de ¢3 millones. La demanda fue rechazada, gracias a un informe de trabajo social que demostró la falsedad. Testigo de esto fue el periodista Roberto Acosta, a quien atendí por teléfono desde Puntarenas y entregaron la documentación pertinente en mi bufete. Sus jefes respetaron las reglas del periodismo decente.
El 1.° de octubre del 2008, el Diario Extra hizo una publicación sobre otra de estas demandas, que como todas las demás fue rechazada. En esa publicación equilibrada, constó mi versión completa y clara. La periodista Betania Artavia cumplió a cabalidad con los principios técnicos y éticos de su profesión. Así se puede observar en http://www.diarioextra.com/2008/octubre/01/nacionales04.php
El 17 de agosto del 2009, otra demanda por violencia doméstica instigada por ese mismo hermano, llegó subrepticiamente a Noticias Repretel . Los periodistas Yamilet Guido y Jerry Alfaro aplicaron las reglas del periodismo profesional, me recibieron, me escucharon, vieron los documentos, y el escándalo televisivo no se produjo.
En marzo del año del 2012, el exjuez Andrés Pérez, otro de los abogados de Víctor Rafael (quien ha recibido más de ¢30 millones de honorarios de nuestra herencia), presentó en mi contra una denuncia por agresión psicológica de adulta mayor, que fue desestimada por el Juzgado Penal de Cartago. Ese famoso exjuez de Pérez Zeledón ahora enfrenta la causa número 11-5192-345-PE de la Fiscalía de Cartago, por denuncia calumniosa en mi perjuicio.
La semana pasada, La Nación no informó que Víctor Rafael solicitó medidas de protección por violencia doméstica en mi contra y la jueza se las denegó. Tampoco divulgó su ridícula denuncia por tentativa de homicidio de mi señora madre, mediante un imán que yo pude haber portado en mi ropa para interferir su marcapasos.
Desde el 22 de octubre de 1999, cuando La Nación fue obligada por un Tribunal Penal a publicar la sentencia donde fue condenada por injuriarme (páginas 3A a 12A), mi nombre y mi imagen desaparecieron de este diario. La semana pasada volvieron a mencionarme. Fui injuriado de nuevo, por el fracasado y eterno candidato. Se ha escrito el “Décimo Segundo Embuste”, que anuncié en octubre del 2001, página 387, en mi libro “Los Embustero de la mala fe”. Los concuños Álvarez y Jiménez, candidato y director ejecutivo de ese medio, quizá ni se hablaron.
A pesar de mi clara explicación y el cartapacio documental que le entregué al periodista Carlos Arguedas, con pruebas contundentes a mi favor, en la nota del 2 de junio pasado, fue mayor el contrapunto y la reiteración de quien nunca será presidente, que mi dicho y mi descargo, como queda demostrado en el video que puede observar en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v>BpLbdS_kEEM & feature>youtu.be