La península de Osa, hogar para el 2,5% de la biodiversidad del mundo, tiene dos nuevos miembros que presentar.
En este paradisíaco rincón en el Pacífico sur de Costa Rica, los científicos hallaron dos especies nunca antes descritas: una planta que parece extender sus hojas enormes y redondas para dar la bienvenida y una oruga verde con una textura granulada.
Belleza única. En Bahía Chal, una pequeña comunidad de Osa, cerca de golfo Dulce, fue hallada una “señora”, muy bien ataviada, con hojas redondas y grandes flores. A ella le gusta asolearse y por eso se le ve en las afueras del bosque, a la orilla de los caminos.
Esta liana (bejuco) está “emparentada” con la planta conocida como “escalera de mono” y el botánico Nelson Zamora, del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), la identificó y clasificó como una especie endémica de Costa Rica y exclusiva de la península de Osa y Golfito.
Denominada Schnella bahiachalensis (en honor al sitio en donde fue encontrada), esta planta pertenece a la familia Leguminosae y aunque fue descubierta en 1996, es hasta ahora que fue descrita formalmente. “Me tomó muchos años revisar exhaustivamente varias colecciones en herbarios nacionales e internacionales, principalmente en Suramérica, para comprobar que se trataba de una especie nueva”, declaró Zamora.
Según el botánico, esta especie es ideal como planta ornamental por su hermoso follaje y sus grandes flores blancas.
Las hojas pueden tener dimensiones de entre 5,1 y 14 centímetros de largo por 6,5 y 20,7 centímetros de ancho, son mucho más redondeadas que las de otras especies y sus membranas son visibles.
Su periodo de floración es de julio a diciembre y las flores pueden medir entre 5,5 y 6,2 centímetros de largo. Otro rasgo particular es su tallo, el cual puede alcanzar hasta 20 centímetros de altura, es de color rojizo y tiene forma cilíndrica en vez de estar enroscado como el de la escalera de mono.
“Crece en bosques muy húmedos, densos y primarios; sin embargo, se le ha observado en bosques con algún grado de perturbación por lo que su conservación no está totalmente garantizada”, destacó.
Misteriosa. Reinaldo Aguilar –naturalista y director del Proyecto Plantas Vasculares de la Península de Osa– caminaba por la finca Ajo Negro (también en Bahía Chal) cuando divisó en un árbol de manglillo una oruga verde con pequeños puntos negros que captó su atención. La recolectó, la guardó en una bolsa y luego les consultó a varios expertos, pero ninguno pudo reconocerla. “Ellos me recomendaron alimentarla con diferentes plantas para intentar identificarla según lo que comía, pero nunca lo hizo”, narró Aguilar.
Para evitar que la larva muriera, Aguilar regresó al sitio en el que la había hallado, recogió un puñado de tierra y lo guardó en la bolsa.
Fue ahí en donde la larva se transformó en pupa (capullo). Una vez que emergió la mariposa, los biólogos Daniel Janzen e Isidro Chacón la identificaron como un ejemplar de la especie Callionima nomius.
Ellos llegaron a esta conclusión luego de compararla con los 83 especímenes que se resguardan en el INBio y que fueron recolectados en varias zonas como el Pacífico central, la península de Osa, Golfito y las cordilleras volcánicas de Guanacaste, Central y Tilarán.
“Lo importante aquí es que pesar de que esta mariposa es muy conocida y fue descrita desde 1856, esta es la primera vez que se logra identificar su larva”, subrayó Aguilar.
Ahora los científicos deberán identificar su planta hospedera y su historia natural.