La empresa de cafeterías Starbucks compró una finca de 240 hectáreas en las faldas del volcán Poás, donde instalará su nuevo centro de investigación y desarrollo.
En esa zona de Costa Rica se harán ensayos de diferente tipo en café, ligados con el programa de sostenibilidad, conservación, cambio climático y protección de cuencas.
En el campo cafetalero se prevén ensayos para el control de los hongos del ojo de gallo y roya, el desarrollo de nuevas variedades de café resistentes a enfermedades, así como las mejores técnicas para beneficiar (despulpar y secar).
Los resultados se transferirán tanto a productores a escala global, incluidos eventualmente de África y Asia-Pacífico, como a colaboradores de Starbucks, explicó ayer Carlos Mario Rodríguez, director de la Oficina Global de Agronomía que esa firma ya tiene en Costa Rica.
Un comunicado de la casa matriz de esa compañía, en Seatle, Estados Unidos, dijo que se trata de una ampliación de su programa para el suministro de producto “ético”, con una inversión total y a largo plazo de $70 millones.
En Costa Rica, Starbucks ya tenía una oficina global de agronomía o de apoyo al productor. Fue la primera en el mundo, creada como un ensayo en el 2004. El éxito del plan permitió extenderlo a Guatemala para atender desde ahí a Honduras y México; además de a Manizales, Colombia, el año pasado, y a Ruanda y Tanzania.
Los ensayos en el marco de ese programa se realizaban en convenio con fincas privadas de café.
Ahora, la compañía lanza, también por primera vez, la instalación de un centro de investigación con una finca propia y con beneficio para el proceso del grano.
Reconocimiento. Rodríguez dijo que la escogencia de Costa Rica para este nuevo plan piloto de Starbucks, se debe ver como un reconocimiento al alto desarrollo del país en el campo cafetalero.
Adelantó que los resultados de las investigaciones no solo se ofrecerán a productores que actualmente son proveedores de la compañía, sino a todo el sector.
Justificó tal actitud con que la firma busca con estos programas garantizarse a largo plazo el suministro de café de alta calidad. Así, cualquier producto que mejore en términos de café fino es un potencial nuevo proveedor.
La finca, añadió, se utilizará para recibir a productores casi de manera global. Además, se insertará en el programa de capacitación interna a los colaboradores, especialmente los de cafeterías, quienes deben aprender acerca del cultivo y beneficiado.