En esta entrevista, Gustavo A. Chaves se refiere a su segundo libro, el poemario Vida ajena (EUNED, 2010).
–¿Cómo surgieron los temas de su libro: de un modo súbito?
–Los poemas de Vida ajena surgieron de diferentes circunstancias (desde viajes hasta lecturas) que realicé por doce años, entre 1997 y el 2009. En poesía suele suceder que el “tema” solo se vislumbra post facto . En el caso de Vida ajena , creo que hay mucha extrañeza hacia las cosas, lo que puede deberse a que gran parte del libro se hizo en el extranjero, y a que los doce años de escritura hicieron que muchas cosas dejaran de resultarme familiares con el tiempo. De ahí el título: vida ajena; pero esto es solo una interpretación mía.
–¿Qué diferencia aporta ese libro a sus obras anteriores?
–Hubo un tiempo en el que decía que mis poemas eran la banda sonora de mis cuentos, pero casi todos esos poemas quedaron fuera de Vida ajena , así que este libro ya es otra cosa: no solo porque es otro género, sino porque es un libro que pude madurar durante más tiempo. Cuentos etcétera fue un libro prematuro, y es muy libresco; Vida ajena tuvo una gestación más saludable, y es más libre.
–¿En qué se diferencia ‘ Vida ajena’ de sus obras posteriores?
–Lo único que he publicado después de Vida ajena son traducciones de poesía, y es claro que esto no tiene mucho que ver con mi propia “poética”. Actualmente trabajo en un nuevo poemario, titulado Wallau: Una elegía , pero no es una colección de poemas, sino un poema largo, bastante unitario.
–¿Hubo influencias de otros autores en la creación del libro?
– Vida ajena está cruzado, desde el epígrafe hasta el epílogo, por la presencia de T. S. Eliot, a quien estuve leyendo mucho mientras lo escribía. Incluso hay un poema (“Prufrock Revisited”) que a primera vista es parodia de Eliot, pero sólo en segundo grado: en realidad es parodia de Jaime Gil de Biedma, traductor de Eliot y uno de sus discípulos más eficientes en español. Hay un poema en el que me disfrazo de Ezra Pound y me pregunto qué pensaría el mundo de Eliot si mis poemas circularan ampliamente. Es un asunto grave eso de convertirse en las parodias que uno inventa.
–¿Cómo distribuyó el tiempo de la escritura?
–Fue accidental, a cualquier hora. Usualmente escribía como venganza cuando estaba revisando exámenes, o escribiendo la tesis, y me cansaba de eso y me rebelaba.
–¿Cómo evitó la distracción?
–No la evité: la asumí y la glorifiqué en cada verso.
–¿Piensa en algún lector cuando escribe?
–Sí, pienso en el sirviente que aparece en el poema “Texto fascista”, de Luis Chaves, y en “El Marqués”, de ¿Te acordás, hermano? , de Joaquín Gutiérrez.
–¿Consulta sus dudas de elaboración de los poemas con amigos?
–Todo lo que escribo pasa primero por el ojo dinamitero de Andrea Mickus, y, si queda algo luego de que ella lo lea, se lo paso a Gustavo Solórzano Alfaro, mi editor en la EUNED y culpable absoluto de que Vida ajena haya visto la luz. Lo que escribo para SoHo pasa por el puñal de Alberto Calvo, un fascista à la Luis Chaves, que no deja frase inútil con cabeza. Ellos tres son mis lectores ideales porque además se contradicen.
–¿Rehízo algo de ‘Vida ajena’?
–No fue hecho, fue rehecho. Es una antología de enmiendas.
–¿Cuándo y cómo corrige?
–Corrijo cuando he escrito algo y tengo tiempo para revisarlo, lo cual no ocurre a muy a menudo. Casi todas las correcciones que hago se relacionan con el ritmo y el sentido de las frases. El estilo, lo mismo que el tema, es un efecto secundario. Tengo una obsesión con la puntuación. No me importa que mis editores me borren una frase genial, pero, cuando me desacomodan una coma, me dan ganas de asaltarlos una noche y pintarles la cara con liquid paper .
–¿Qué cambiaría en el libro si lo escribiese otra vez?
–La dedicatoria a mi ex y el agradecimiento a mi editor. Ellos son los culpables de todo, y yo olvido pero no perdono.
–¿Le interesan las críticas favorables o desfavorables?
–Me interesan mucho y quisiera que fueran más, ojalá desfavorables. No me afectan, la verdad. Hace poco, Guillermo Fernández Álvarez se refirió a Vida ajena de manera bastante positiva, y, aún así, yo no estuve de acuerdo con su opinión, lo cual no significa que Guillermo esté equivocado, sino que lo que yo opine sobre mis libros no tiene la mínima importancia.
–¿Cuáles libros ha publicado?
–Propios: Cuentos etcétera (cuento) y Vida ajena (poesía). No tanto: Fin del continente (traducción de poemas de Robinson Jeffers) y Bailando en Odesa (traducción de poemas Ilyá Kamínsky).