En el país existen 17 especies de búhos y lechuzas, pero estas no siempre son fáciles de ver.
La lechuza llanera ( Athene cunicularia ), por ejemplo, tenía más de cien años de no ser observada en el país pero, recientemente, sorprendió con su mirada en la pampa costarricense.
Los expertos de la Fundación Rapaces están igualmente sorprendidos y felices de este avistamiento. Ellos explican que esta es una de las cuatro especies de búhos que variaron su presencia y distribución en el país durante el 2012. También lo hicieron la sorococa o lechucita sabanera ( Megascops cooperi ); el estucurú o lechucita neotropical ( Megascops choliba ) y el oropopo o búho de anteojos ( Pulsatrix perspicillata ).
Un siglo después. La lechucita llanera es considerada accidental en tierras ticas (pues no es nativa del país, sino más bien de América del Norte y del Sur) y fue vista por primera vez en 1900, cerca del volcán Irazú.
Sin embargo, tuvo que pasar poco más de un siglo para que su presencia volviera a registrarse, esta vez con ayuda de una fotografía y en una provincia diferente: Guanacaste.
Keysuar Hernández, quien colabora con el conteo de aves en la Fundación Rapaces, la fotografió en el 2005. Pero fue hasta este año que lograron detectar y confirmar con total certeza de que sí se trataba de esta especie.
“En la última lista de aves de Costa Rica querían quitar a la Athene cunicularia . Ahora, con este nuevo registro, surgen preguntas como: ¿será que esta lechuza está viniendo regularmente y la gente no la ve?”, comentó Pablo Camacho, director de la fundación.
Nuevos registros. Otras especies como la sorococa, o lechucita sabanera ( Megascops cooperi ) también se movieron a otras zonas del país.
Aunque esta última es característica del Pacífico Norte (Guanacaste), en junio de este año se registró por primera vez su presencia en la vertiente caribe, en Caño Negro.
Un comportamiento similar tuvo el estucurú o lechucita neotropical (Megascops choliba) identificada en junio de 2012, en Bijagua, de Alajuela.
Mientras, el llamado oropopo o búho de anteojos (Pulsatrix perspicillata) fue fotografiado en el Parque Metropolitano La Sabana. Esto sorprende a los especialistas, pues es una especie que se cree que necesita zonas boscosas para anidar.
Los posibles porqués. La razón por la que estas aves se ven ahora en lugares distintos a los tradicionales no se puede determinar con certeza. Pablo Camacho, sugiere que, por ejemplo, podría darse el caso que alguien las tuviera en cautiverio y las soltó en ese “nuevo” lugar. También, la causa podría ser que siempre estuvieron allí, pero que no se habían visto porque simplemente nadie las estaba buscando.
Según recalca el investigador, las lechuzas son animales difíciles de ver porque siempre se están moviendo.
“Todos esos aportes, aunque pequeños, van contribuyendo para tener una mejor base científica y permite la conservación de estas especies”, celebró Óscar Ramírez, de la Asociación Ornitológica de Costa Rica.