Imaginemos al televidente madrugador, ese que se arrastra fuera de la cama y tropieza por la habitación como un extra de La Noche de los Muertos Vivientes . No hablemos del aliento, que también lo ayuda a estar en onda con el personaje. Él enciende el televisor poco antes de las seis de la mañana y por un segundo le parece estar viendo un espejo invertido. La pantalla le devuelve la mejor sonrisa de Douglas Sánchez Jiménez: cabello repeinado a la James Bond, mentón angulado como Clark Kent y frescura de modelo de jabón.
El televidente no puede más que agradecer al universo, con su voz de zombi, porque enfrente tiene la evidencia de que hay un ser que debió levantarse más temprano que él. La vida no es tan mala después de todo.
Douglas no se queja, y más bien dice que su temperamento es matinal. Ver el amanecer ha sido parte de su rutina desde siempre. Por ejemplo, él solía madrugar, cuando era muchacho, para ayudar a su mamá a abrir una soda que tenía en el centro de Tibás, cantón en donde creció y en donde sigue viviendo.
Él es el conductor de Hoy en la Mañana , el noticiario matutino que Canal 9 transmite de lunes a viernes a partir de las 5:45 a. m. Este informativo se aleja del modelo de la “cabeza parlante”, y busca dar las noticias mediante un estilo ameno de conversación entre colegas.
Participan también los presentadores Paula Brenes (Nacionales), Mario Solano (Internacionales) y Gustavo Castro (Deportes). Douglas es el malabarista que debe hacer fluir esa polifonía y, además, guiar las entrevistas en estudio.
Las mañanas han ganado frescura con la llegada del conductor –y ciertamente la televisión nacional también es un tanto mejor gracias a este fichaje–.
“Nos interesaría tu perfil para la edición de la mañana”, cuenta que le dijeron en una llamada telefónica largamente esperada a mediados del 2011. Habría que aplaudir al Canal 9 por el buen ojo.
Imagen con substancia
La noche del 17 de octubre del año pasado, Douglas Sánchez no durmió. Horas antes había participado en el programa de lanzamiento de Canal 9, y al día siguiente debía estar a las 4 de la mañana en el estudio para alistarse y presentar la primera edición de Hoy en la Mañana . No solo salió ante cámaras insomne, sino con un dolor de estómago que no quiso abandonarlo durante todo el día.
Douglas dice que confiaba en los cuatro meses de ensayos anteriores al lanzamiento, en la buena química del equipo, en la guía del director de los noticiarios Freddy Serrano. Sin embargo, la presión era mucha y el cuerpo la resiente. Esa adrenalina se mantiene hasta hoy.
“Cada mañana tengo la misma sensación como si fuera el primer día de práctica, porque todos los días se dan retos interesantes”, dice Douglas a propósito de los cambios que siempre hay que aplicar sobre la marcha.
El conductor tiene claro que, más que la lectura automática desde un apuntador ( teleprompter ), él y sus compañeros deben dominar la información que se presentará en el noticiario y los contextos que la originaron.
“Para mí era un reto empezar a hablarle a una cámara y saber que era un programa en el que se comentaba. Yo no puedo ir a decir cualquier idiotez”.
Douglas repite constantemente que la información es poder, y él mismo dice sentirse fortalecido frente a las cámaras en la medida en la que se siente bien informado.
Según el conductor, los principios que lo sedujeron para participar en el proyecto siguen vigentes. Primero, proyectar una visión realista del país mediante una perspectiva positiva, cuando esta sea posible. Por otra parte, la restricción en la oferta de noticias de sucesos.
“Yo no hubiera puesto la cara para presentar la cantidad de muertos, atropellos y sangre que se presentan (en otras frecuencias): para eso yo no serviría”.
Tal cual
Douglas Sánchez aspira a proyectar cercanía ante los televidentes. Asegura que su trato cotidiano es idéntico al que muestra en la charla de noticias en Hoy en la mañana
“La comunicación cambió. A la gente no le gustan esas estrellitas que se generan y que son intocables, la gente ya pasó a otro nivel porque tienen acceso a mucha información”.
Él promete estar pendiente del Twitter y del Facebook, y responder las dudas y comentarios de los televidentes.
Douglas tiene 33 años y es el séptimo en una familia de ocho hermanos. “La gran ventaja de una familia tan grande es que a uno ‘lo ubican’ muchísimo”, dice el conductor a propósito de que considera que no se proyecta en público como alguien con derecho a privilegios especiales. Reconoce en su madre, Grace Jiménez, a su ejemplo más cercano y más importante. Ella es la conductora del matriarcado que es su familia.
¿Cómo logra un balance entre su profesión y su vida personal un muchacho con un horario tan parecido al de un panadero? Douglas dice que no se priva de nada. Dedica mucho de su tiempo al trabajo, pero también dice que comparte con su familia y sus amigos. Él es soltero pero “con el corazón comprometido”.
Cuando habla de que se levanta a las 3 de la mañana, que presenta el programa hasta las 7:30 a. m., que cumple horario de oficina durante el resto del día, y que se ejercita hora y media por la noche, lo dice como la cosa más sencilla.
Eso sí, será mejor que a nadie se le ocurra llamarlo antes de las 8:30 de la noche entre domingo y jueves. Entonces Douglas duerme. Él duerme para que usted, el televidente madrugador, no se sienta tan mal por haber despertado apenas antes de que amaneciera. 1