Sin embargo, existe un pequeño grupo que no vino a disfrutar de las playas, sino que está gastando dinero de su propio bolsillo para trabajar hasta 18 horas al día, brincarse desayunos, almuerzos y cenas, y –bajo esas condiciones– tener que poner una atención extra al inglés con marcado acento que hablan muchos de los delegados a la Cumbre Mundial del Clima que han llegado de todo el mundo.
Se trata de un grupo de tres hombres y dos mujeres, todos menores de 30 años, que forman parte de la delegación de Costa Rica en la COP16.
La mayoría de ellos son ingenieros, y los une su interés y experiencia en temas ambientales y el formar parte de un grupo llamado “co2neutral2021”, asociación de jóvenes interesados en que Costa Rica baje sus emisiones de gases de efecto invernadero y logre ser un país carbono neutral en el 2021.
Ellos entraron en contacto con el Viceministerio de Ambiente desde meses atrás y lograron que cinco miembros fueran acreditados como parte de la delegación tica.
Aunque ninguno es un negociador titular, sí tuvieron que estudiar todos los documentos relativos a esta cumbre, y deben estar presentes en mesas de negociación y encuentros, según lo requiera el jefe de la delegación, Andrei Bourrouet, viceministro de Ambiente.
Esteban Bermúdez es un ingeniero eléctrico de 24 años y ha estado al tanto del desarrollo de los temas de mitigación, especialmente en lo relacionado con el transporte. “Ese es el punto que genera la mayor cantidad de emisiones contaminantes de Costa Rica, y creo que lo que se aprende sobre ello aquí es valioso y debe conectarse con acciones en el ámbito nacional”, dijo.
Alejandra Granados, estudiante de último año en Ingeniería Química, tiene 27 años y, aunque pensó que no podía existir nada más desgastante que estudiar esa carrera, se ha dado cuenta de que estas negociaciones lo superan por mucho.
Hortensia Solís tiene 26 años y es ingeniera agrónoma, y cree que la reducción de emisiones en el campo de la agricultura debe ser una prioridad. Ella ya ha desarrollado proyectos que redujeron emisiones en cooperativas cafetaleras
Solís coincide con Bermúdez en que la clave es aprender todo lo posible en Cancún, pero, ante todo, lograr enlazar ideas internacionales con el país.
Este grupo es complementado por Carlos Montero, ingeniero industrial de 26 años, quien no pudo asistir a la entrevista que realizó ayer La Nación.
Estos jóvenes no son empleados públicos y el costo de su participación es asumido por ellos, aunque explicaron que contaron con la colaboración de organizaciones no gubernamentales, agencias internacionales de desarrollo y embajadas