“Los indios que habitaron en Costa Rica fueron chorotegas, bruncas y huetares”. Así, en tiempo verbal pasado, aprendió la lección Leila Garro Valverde de su maestra de primaria. Pero todo cambió cuando visitó Talamanca por los años 70. No “fueron”, sino que “eran”. Y tal realidad la deslumbró.
La sorpresa pasó pronto y nació en ella un enorme interés por aquella cultura desconocida.
Impensable era entonces que, cinco años más tarde, su trabajo ad honorem, en aquella región la llevaría a conocer a su compañero de vida, José Carlos Morales, quien fue el primer profesional indígena del país. Hoy, es el presidente del Mecanismo de expertos de la ONU para los pueblos indígenas.
Con Morales, engendró dos hijos, Shirani y Alancay, y se involucró de lleno en el conocimiento de la riqueza oculta en Boruca. Desde hace tres decenios, una inquietud la merodeaba día y noche: se estaban perdiendo muchas de las tradiciones de ese pueblo y el desconocimiento de la sociedad costarricense sobre sus raíces culturales era tal, que debía hacer algo.
Así emprendió su aventura: un libro titulado Saberes y sabores de Boruca.
“Esta obra es la culminación de una gran tarea, la de recopilar recetas y datos referentes a las prácticas alimentarias tradicionales de este pueblo indígena. A esto se suma la intención de reflejar su sabiduría; el papel de la mujer en la cocina y del hombre que salía a la montaña en busca de alimento”, explica Garro.
Su suegra, Celina Morales, junto a 11 nativos borucas, fueron sus principales fuentes de información. Todos tenían más de 50 años y hubo uno de 97.
Recabó así 175 recetas. “El alimento que no puede faltar en la cocina boruca es el arroz. También cuento cómo hacían el fuego, sacaban cacao y achiote, y fabricaban el jabón. Su platillo emblemático es el tamal hecho de arroz. Otras recetas que incluyó son sopas, guisos y atol de banano”, detalla la autora, quien prefiere no reducir su libro a la categoría de recetario, ya que –afirma– es una investigación mucho más amplia.
Saberes y sabores de Boruca , fue escogido para participar en la principal actividad dedicada a los libros de cocina y el vino: la Feria del Libro de la Cocina (Gourmand World Cookbook Awards) en París, Francia.
Este 3 de marzo, su libro estará disputándose el honor de ser “el mejor del mundo 2010”, en la categoría de investigación de alimentos, frente a otros tres nominados de Chile, Sudáfrica y Estados Unidos.
“El solo hecho de estar nominada es un premio para mí”, concluye feliz.