Lo que empezó con unas primarias republicanas cargadas de memorables resbalones, terminó siendo una disputada elección que incluyó uno de los debates presidenciales más electrizantes en la historia de este país.
Barack Obama salió a pedir cuatro años más de Gobierno cargando las críticas que le endilgaban por la herida economía de la nación. Al frente tenía a Mitt Romney, vencedor de una deslucida primaria republicana, quien sorprendió a todos en aquel primer debate.
Al final, la victoria para Obama en votos electorales fue mayor a la anunciada por las encuestas, pero la diferencia en voto popular fue muy ajustada. Obama es el primer presidente desde Franklin D. Roosevelt (1933-1945) que consigue la reelección con un índice de desempleo superior al 7%, y el primer demócrata desde Roosevelt que rebasa el 50% de los sufragios por segunda vez consecutiva.
Su sagaz grupo de campaña, los logros de su administración y los yerros de Romney, confluyeron para que el primer presidente negro mantuviera su puesto en la Casa Blanca.
¿Cuán diferente será la nueva administración de Obama? En cuanto al Congreso, todo pinta muy similar. Los expertos vaticinan que continuarán los enfrentamientos y la parálisis política en Washington.
Como en su administración anterior, Obama ha instado a los republicanos a forjar “soluciones bipartidistas”, algo que le resultó un dolor de cabeza en su primera gestión. Es posible que, lastimada por la derrota, la oposición decida colaborar más, pero nada lo asegura.
Uno de los puntos esenciales de la agenda será consumar la promesa de una reforma migratoria, cuyo incumplimiento ya fue perdonado una vez por los votantes hispanos en las elecciones de este año. Legalizar a los 12 millones de indocumentados será quizá el apartado que más desgaste a su gobierno, como lo fue la reforma sanitaria en su primera gestión.
En el plano internacional, se espera a un Obama más activo, buscando atender dos frentes que amenazan la seguridad y la economía del país: el programa nuclear iraní y la crisis europea. Como suele suceder con los segundos mandatos en EE.UU., el mandatario gozará de un mayor margen de maniobra en estos temas, ya que no cuenta con la presión de nuevas elecciones.
En su relación con América Latina, Obama deja pendientes temas como el libre comercio y la seguridad, en especial en Centroamérica, tal como mencionó en octubre la responsable diplomática para la región, Roberta Jacobson. Si de la campaña se tratara, donde el tema fue uno de los menos abordados, el trato con la región poco cambiará.
Diego Jiménez