A Costa Rica vienen a desovar seis de las ocho especies de tortugas marinas que existen y el Caribe es una costa privilegiada porque estas se concentran en las playas de Tortuguero, Parismina, Pacuare, Mondonguillo, Moín, Cahuita y Gandoca Manzanillo.
Según el Área de Conservación La Amistad Caribe (Aclac), en las zonas que están bajo su jurisdicción, en promedio llegan unas 500 hembras por sitio. Dependiendo de la playa, esta cifra puede ser más o menos. Por ejemplo, en el 2012, en Pacuare desovaron 1.100 tortugas baula que es la especie más grande y más amenazada.
Gracias a ello, las comunidades aledañas a los sitios de anidación han podido desarrollar un turismo alrededor de la tortuga y vivir de la observación del desove cuyo costo por paquete varía entre los $100 y $400 (entre ¢25.000 y ¢200.000).
Según el dictamen pericial para la valoración del daño ecológico causado por la caza de la tortuga verde –elaborado por el Servicio Nacional de Guardacostas, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y la Caribbean Conservation Corporation–, cada turista en Tortuguero genera a la comunidad unos $4.932 (¢2.466.000) por concepto de tours y servicios de alimentación, hospedaje y transporte.
En Tortuguero, el turismo generó una base económica que permitió mejorar los servicios públicos y la infraestructura. “Lo que indirectamente genera empleo”, señaló el peritaje.
En cambio, la venta de los huevos y la carne está muy por debajo de esa cifra. Asumiendo que todos los huevos estén en buenas condiciones para vender, un nido de tortuga verde puede generar en promedio ¢57.500 mientras que un kilo de carne cuesta ¢800.
Sin embargo, el turismo no es el único beneficio que brindan las tortugas marinas.
Los quelonios cumplen funciones ecológicas como reciclar nutrientes. “Transportan energía de hábitats marinos altamente productivos, como las áreas de pastos marinos, a hábitats pobres de energía como las playas arenosas”, destacó el informe.
De esta manera contribuyen a la alimentación de otros organismos. Por ejemplo, los nidos de tortuga dotan a la playa de materia orgánica, nitrógeno y fósforo.
Al alimentarse de pastos marinos, medusas y camarones, las tortugas controlan estas poblaciones para que el ecosistema mantenga el equilibrio.