El corazón les late fortísimo. En menos de cinco minutos deben saltar al escenario del Teatro Nacional. La emoción y la adrenalina aumentan. Llega el momento y los bailarines deben salir para regalarle al público lo mejor de El Cascanueces .
Unos cuantos pasos y ¡listo! Ya tienen en sus bolsillos cientos de aplausos que le regalan los espectadores y, justo ahí, a pesar del estrés que sienten minutos antes a la presentación, es que los intérpretes se dan cuenta de que el esfuerzo y los sacrificios valen la pena.
Viva habló con los siete bailarines principales de esta temporada, que va del 5 al 15 de diciembre, para conocer todas las situaciones que ellos deben afrontar para formar parte de este esperado y querido espectáculo.
Hacen lo imposible. Johanna Castro, quien comparte con Kristiane Feoli el papel principal llamado Hada de Azúcar, ya tiene años de bailar en este montaje y, aunque es administradora de profesión, asegura que no logra ver su vida sin el ballet y sin el cariño que la gente le brinda tras cada presentación.
“Estudié eso (administración) solo para tener un título que me respalde. Lo que sucede es que el ballet es algo completamente físico y si me pasa alguna lesión, tengo que tener un plan B, por llamarlo de alguna manera”, dijo la intérprete, de 29 años, quien estudia este tipo de danza desde los 8 años.
Al igual que ella, Arianne Dietrizh, de 16 años y quien será Clara, otro de los papeles principales de El Cascanueces , contó que hace 13 años encontró al amor de su vida: el ballet .
Y, como lo ama tanto, tuvo que asumir un tipo de vida muy diferente al de sus amigos. “Me levanto, voy al colegio, regreso a mi casa, almuerzo, estudio, voy al ballet , estudio y me acuesto”.
Sin embargo, a Dietrizh no le estresa faltar a las fiestas o no tener el tiempo suficiente para ir a tomar café con sus amigas.
“Mis compañeros entienden que el ballet es lo más importante. Aunque, claro, esto es un sacrificio, porque, sinceramente, yo no tengo mayor vida social”, detalló la joven, quien es estudiante del Colegio Anglo Americano. En lo que va del año, ella solo ha ido a tres actividades con sus amigos.
Una rutina muy similar tiene que asumir Lucía Passuello, quien comparte tanto la edad como el personaje (Clara) con Dietrizh, en El Cascanueces .
Passuello es estudiante del colegio Country Day School. La joven bailarina aseguró que “no tiene tiempo para nada”, pero que a pesar de eso le gustaría dedicarse a la danza. “Yo no me veo en otra cosa; el ballet me parece fenomenal y eso justo es lo que quiero hacer en mi vida, aunque me tenga que ir del país”.
Desde afuera. En Costa Rica, dedicarse al ballet no es tan rentable como en otros países, en donde existen grandes compañías que los respaldan. Los bailarines del Ballet de Praga, quienes estuvieron en Costa Rica en mayo pasado, son un ejemplo de esa realidad.
Uno de ellos es Michal Stipa, quien forma parte de ese elenco de República Checa, llegó al país para encarnar al Caballero (papel protagónico).
Aunque gratificante, Stipa sabe lo demandante que es ser un bailarín de primer nivel. “Yo me dedico a esto al 100%. Primero que todo, no me veo haciendo otra cosa; segundo, aunque quisiera, no tengo tiempo. Si uno quiere ser bueno en algo, debe dedicarse de lleno, sin importar nada más. Eso es lo que he hecho”.
¿Sacrificios? Algunos, y en el caso de Stipa, aunque le encantaría, decidió no esquiar y evitar todos los deportes extremos, por temor a sufrir una lesión.
“Hace seis meses, me fracturé una pierna en un ensayo y no quiero pasar por eso de nuevo. Si practico un deporte, corro aún más el riesgo de que me pase algo y no quiero exponerme”, comentó el bailarín, quien confesó que le gustaba mucho cantar.
Otros artistas buscan un espacio para hacer otro tipo de actividades. Petr Strnad –quien hará de Cascanueces en esta puesta en escena– deja de lado su agitada agenda de ensayos en el Ballet de Praga para cocinar y escalar. “Cuando tengo cierto tiempo para hacer otra cosa que no sea el ballet , hago postres. También me fascina subir montañas y andar por ahí”.
Strnad no es el único cocinero de este montaje, pues Steven Meléndez, del New York Ballet Theater, también domina la cocina. El intérprete estadounidense se dedica, en su poco tiempo libre, a visitar restaurantes exclusivos.
“Me gusta mucho la comida italiana y la latinoamericana. Me encanta experimentar y hacer platillos diferentes para la cena”, contó. Al igual que todos los demás bailarines de este elenco de El Cascanueces , él también estaría dispuesto a dejarlo todo por seguir lo que más le apasiona: el ballet .