Las aulas en Alemania empiezan a quedar vacías. El curso lectivo está cerca de tener un receso por Navidad y muchos de los estudiantes comentan sobre lo que harán con sus familiares durante la nochebuena.
Ellos viven en ciudades de ese país o en naciones europeas cercanas a las que llegan fácilmente mediante vuelos baratos o trenes, por lo que podrán disfrutar de una suculenta cena con sus seres queridos.
Sin embargo, en la lista de asistencia a clases también aparecen nombres de costarricenses.
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La mayoría de los ticos no tiene más remedio que pasar esta fecha especial a miles de kilómetros de distancia de sus familiares, verlos por una videollamada e imaginarse el abrazo que se darían si los tuvieran al frente.
En Alemania, los compatriotas cursan maestrías o doctorados en diferentes especialidades.
El alto costo de los tiquetes para viajar en esta época, sumado a que el receso es tan solo de algunos días, los obliga a quedarse allá, soportar el inclemente frío que lleva la temperatura a descender hasta los -4 grados Celsius y conformarse con un saludo navideño por WhatsApp.
Una de ellas es María Quirós Fernández, de 26 años y vecina de Alajuela, quien cursa una maestría en Musicología desde hace dos años y vive en la ciudad de Heidelberg, famosa por tener la universidad más antigua del país, la Ruprecht Karl, inaugurada en 1386.
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También está ahí el Palacio de Heidelberg, que es un gran atractivo turístico por su origen medieval.
Con nostalgia, María admite que no es sencillo.
“Es una experiencia diferente, ver cómo pasar Navidad estando lejos; después de varias navidades se vuelve más difícil estar lejos de la familia”, expresó.
María revela una receta que intenta aplicar en este diciembre.
“Tengo varios amigos costarricenses por Alemania y haremos cenas, buscando el calorcito tico en otros lugares. En Navidad me da mucha nostalgia por mis sobrinos y mi familia, y creo que este 24 de diciembre me dará mal de patria”, confesó.
Mal de patria es una sensación de tristeza por estar lejos del país de nacimiento; en ocasiones es imposible contener las lágrimas. Un antídoto es compartir con otros compatriotas.
Precisamente, María y unos 20 ticos más, la mayoría estudiantes, se reunieron el 9 de diciembre para hacer tamales, conversar y celebrar.
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“Si no fuera por eso me costaría un poquito más, si no tuviera mínimo una persona aquí que sea tico, me costaría más”, resaltó María.
Santiago Casas Castro, de 30 años y oriundo de Guadalupe, Goicoechea, vive en la misma ciudad que María; de hecho, también participó en la reunión de ticos de principios de mes.
Él tiene seis años en ese país europeo, donde cursó una maestría y un doctorado en Física, y ahora alista maletas para mudarse a París, Francia, para trabajar en un instituto de investigación, donde estará unos tres años.
“Ya me acostumbré (a pasar Navidad allá), el clima no ayuda porque está muy oscuro y nublado, a veces cuando cae nieve y hace sol es más bonita. En Costa Rica la Navidad es fiesta con la familia, pero aquí las personas trabajan con normalidad. Las ciudades tienen un poco de luces, pero no mucho, y sí da nostalgia”.
Una ventaja de Santiago es que por parte de su padre tiene tíos en Baviera, estado alemán cuya capital es Múnich, y en ocasiones pasa con ellos.
Cuenta que el día que se reunieron los estudiantes ticos, hicieron tamales y tomaron rompope.
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“Nos repartimos los ingredientes para los tamales. Alguien trajo las hojas, que se consiguen en supermercados asiáticos, otros aportaron papas, carne y los demás productos. Después todo es un puro vacilón, todo el mundo comiendo, cocinando, escuchando música y bailando. Tenía mucho de no tomar rompope y ese día lo pude hacer”, indicó.
Santiago dice que las clases se suspenden el 22 de diciembre y se reanudan el 8 de enero, por lo que no vale la pena ir a Costa Rica; él y los demás prefieren visitar su país cuando disfrutan de vacaciones más prolongadas, como en marzo o agosto.
Con mejor suerte cuenta, esta vez, Óscar Retana, de 26 años y oriundo de San Antonio de Belén, quien desde el 2011 estudia medicina en Alemania.
Esta vez, él vendrá a Costa Rica, aunque no siempre ha sido así.
"Pasar Navidad lejos de casa es difícil, me ha tocado tres veces y uno se las arregla a como puede. Una vez la pase con otros amigos ticos del colegio, que en ese momento estaban por acá. Otra vez me salvó una exprofesora de español que me invitó a cenar con su familia. La ciudad estaba completamente vacía", aseveró Retana.
En las mesas de muchas familias costarricenses habrá sillas vacías en esta Navidad; pertenecen a quienes están fuera del país y no podrán acompañarlos.
Datos de Alemania:
Capital: Berlín
Moneda: Euro (1 euro equivalen a ¢685
Población: 82,7 millones (16,5 veces más que Costa Rica)
Extensión territorial: 357.376 kilómetros cuadrados (7 veces más grande que Costa Rica)
Idioma: Alemán
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Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico eran antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
Esta es la décima historia sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.