Un ruido ensordecedor toma las calles de Hanói sin dar un respiro. La capital de Vietnam es hogar de miles de motocicletas, unas con solo un pasajero y otras con familias completas, aunque parezca imposible de creer.
Los peatones deben hacer magia para no ser víctimas de un accidente, pues es común que en algunos lugares no haya aceras o que estén tomadas por vendedores, por lo que no hay más remedio que armarse de valor y compartir la calzada con los intrépidos motociclistas.
En una bicicleta, con un rótulo que dice Costa Rica, irrumpe Claudia Alfaro, de 50 años, quien ha sufrido varios sustos, debido a que son tantas las motocicletas, que algunas veces la han botado.
Ella llegó a Hanói en diciembre del 2015. Su esposo, Jorge Brown, tenía cinco años de haber perdido el empleo como piloto de Mexicana de Aviación, pues la aerolínea se declaró en quiebra en agosto del 2010.
Él, azteca de nacimiento, nunca pudo recuperar los dos meses de salario que le adeudaba la empresa, así como las prestaciones por sus 30 años de trabajo. Al igual que otros aviadores, optó por mudarse a Asia con la ilusión de una oportunidad laboral que les permitiera empezar de cero.
La tica dejó Río Segundo de Alajuela en el 2007, cuando migró a México al casarse con Brown. Más adelante pasaron a Hanói en procura de una fuente laboral.
El plan de ambos en Vietnam es ahorrar, pues tienen como meta regresar a México en cinco años. Prefieren ese país porque el costo de la vida es más bajo que en el nuestro.
Este matrimonio tiene una gran ventaja; Vietnam es un país muy barato. Según Claudia, un refresco gaseoso de 600 mililitros vale la mitad que en Costa Rica, unos ¢280, mientras que para comerse un pho, que es lo más tradicional, solo hay que sacar ¢900 del bolsillo. Dicho platillo es una aromática sopa elaborada a base de alguna carne y fideos de arroz.
Acoplarse a la vida vietnamita no ha sido sencillo para Alfaro, empezando por una enorme muralla llamada idioma, aunque reafirma que la población de ese país se excede en bondad y buen trato, aspectos de los que está encantada.
“No hablo vietnamita, solo ciertas palabras, quizás las más necesarias. Es muy difícil aprenderlo por los tonos, pero aquí voy. Sé algunas palabras, por lo menos saludar, pero hay que saludar al joven de una manera, para referirse a las señoras, con mucho respeto, de otra manera. Para ir al mercado a regatear les digo si es muy caro o cuánto cuesta”, comentó.
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La complicación es mayor porque Claudia no hablaba inglés cuando llegó a Hanói; ahora está en clases para aprenderlo.
A esto se le suma la gran impresión que le dio ver cómo preparan la comida en los pequeños locales que abundan en esa ciudad, donde las normas de higiene fueron desterradas.
“Cocinan en el piso, tienen todas las ollas sucias; los platos y palillos de comer los lavan en palanganas llenas de agua, ahí solo los enjaguan. Es lo más común acá, vas por la calle y ves los banquitos y ahí come la gente”, resalta.
En los restaurantes es diferente, por eso, si come fuera, selecciona muy bien el lugar donde hacerlo.
A ella sí le agradan los mercaditos donde todos los días compra lo necesario para cocinar. Cuenta que Vietnam tiene un punto a favor: se encuentran muchos productos que comemos los ticos, como por ejemplo yuca.
“En tiendas internacionales se consigue masa de maíz porque ellos no la producen, que viene de México, aunque muy cara. Ellos no son de hacer quesos, extraño mucho el queso Turrialba o el salchichón; las carnes las compramos australianas o de Nueva Zelanda, porque ellos lo que más consumen es el cerdo, pero un buen corte de carne lo compramos en tiendas internacionales”, dijo.
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Hay algo más que comen los vietnamitas que Claudia no se atreve a probar: perro y ranas.
Revela que hay lugares donde asan perros como en Costa Rica preparan los pollos, es decir, incrustados en un palo grande que da vueltas en el fuego. Entre tanto, en los mercadito toman las ranas y les cortan las patas aún vivas.
Para ella, no es nada agradable ver esto, pero comprende que es parte de la cultura vietnamita.
¿Qué extraña de Costa Rica?
“Extraño la natilla, una crema especial y el arroz con carne de la soda Los Sapitos del Mercado de Alajuela, extraño tanto el pan. No extraño el chifrijo porque lo hago aquí, a los mexicanos los tengo locos comiendo chifrijos, pero extraño un buen queso, un buen corte de carne, salchichón, chorizo, queso fresco Turrialba”.
Inmediatamente hace silencio por unos segundos, suspira y lanza una frase que le llega al alma a cualquier persona que esté a miles de kilómetros del país donde nació: “Extraño mucho a mi mamá”.
También le hace mucha falta su hijo de 32 años y su nieta de nueve años, quienes están en Costa Rica.
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De su nuevo hogar elogia su desarrollo, y estima que en unos 15 años será un Taiwán o Hong Kong, pese a las guerras que ha tenido. Entre 1955 y 1975, se libró una cruda batalla en la que Estados Unidos intentó evitar la reunificación de Vietnam bajo un gobierno comunista, objetivo que no logró. El número de fallecidos pudo llegar a 5,7 millones de personas.
A esta costarricense también le encanta la seguridad a cualquier hora. “Aquí no roban, el que roban lo matan, aquí no se ve gente pidiendo por las calles, no veo drogadictos. Añoro esa seguridad para Costa Rica”.
Según un reportaje publicado por el diario El Mundo de España, Vietnam es el tercer mayor verdugo del planeta, detrás de China e Irán.
En dicha nota, del 13 de junio anterior, se indica que el Ministerio de Seguridad Pública de esa nación reveló que 429 presos fueron ejecutados entre el 6 de agosto del 2013 y 30 de junio del 2016. En China hubo 3.000 ejecuciones y en Irán 567 en ese mismo período, según datos proporcionados por Amnistía Internacional a ese medio de comunicación.
Delitos como la malversación de fondos y sobornos están castigados con la pena capital, agrega El Mundo.
A la vez, Claudia dice que no tardan tanto para hacer grandes obras de infraestructura; por ejemplo, un puente similar al de La Amistad, entre Cañas y Nicoya, estuvo listo en apenas siete meses.
Todos los autobuses tienen aire acondicionado, debido a la sensación de calor, porque aunque la temperatura oscila entre los 19 y 27,2 grados Celsius, la humedad suele estar arriba del 60%, como en Puntarenas. Además, ni los adultos mayores ni los estudiantes pagan pasaje.
Una curiosidad de Vietnam, según cuenta esta alajuelense, es que los equipos de fútbol le pagan a los aficionados para que vayan al estadio. En ocasiones ella asiste a ver al Hanoi FC, porque juegan argentinos.
En este país asiático es necesario quitarse los zapatos para ingresar a muchos lugares, incluyendo los comercios.
“Se me olvidaba y cuando iba por media tienda, casi me devuelven a escobazos. Además, en ocasiones no me dejan entrar en algunas tiendas y me dicen que no hay tallas grandes para mí e incluso me empujan y eso me molesta, porque ellos empujan para todo”.
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El problema para Claudia es que la mayoría de vietnamitas son muy delgadas y bajitas, por lo que muchas veces solo hay tallas diminutas.
Ella toma altas dosis de paciencia cuando va a los supermercados, pues sabe que en cualquier momento alguien se adelanta en la fila.
En Costa Rica trabajaba como ejecutiva de ventas en una compañía multinacional. “Me iba muy bien, pero me ganó el corazón”.
Mientras el sonido furioso de las decenas de motos se eleva en Hanói, esta tica disfruta de compartir con otras latinas y algunas vietnamitas que hablan español, así como de los atardeceres impresionantes en ese país.
A miles de kilómetros está su patria, la que extraña todos los días, la misma que visitó hace pocos meses para su cumpleaños 50, que celebró con subir el cerro Chirripó.
Datos de Vietnam | |
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Capital: | Hanói |
Idioma: | Vietnamita |
Población: | 92,7 millones, 19 veces más que en Costa Rica |
Moneda: | Dong vietnamita (1 equivale a ¢0,024) |
Extensión territorial: | 331.200 km cuadrados (6,4 veces más que Costa Rica) |
Los datos anteriores corresponden a los costarricenses que reportaron a la Cancillería vivir en otra nación. No necesariamente todos los que migraron están incluidos, porque el proceso es voluntario y en algunas naciones no existen consulados de Costa Rica. Los datos de Puerto Rico eran antes del paso de los huracanes Irma y María, por lo que ahora la cifra puede ser menor.
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Esta es parte de la serie de historias sobre costarricenses que dejaron su país por diferentes circunstancias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.