Por: Gustavo Arias/gustavo.arias@nacion.com
Presa, tranque, atasco, taco, embotellamiento, trancón...todos le llamamos distinto, pero pasar horas dentro de un vehículo esperando para llegar a nuestras casas o trabajos es una experiencia común para los latinoamericanos.
La falta de planificación de las ciudades, la apuesta por el movimiento en automóviles, el crecimiento de la población urbana y la poca integración de los sistemas de transporte hacen de la movilidad uno de los retos más importantes para las ciudades de Latinoamérica.
El área metropolitana costarricense no es la excepción. La flotilla vehicular crece vertiginosamente desde los 80 (actualmente al 5% anual), la red vial es muy similar a la de los años 70 y, como explica Luis Guillermo Loría —del Laboratorio de Análisis Estructurales de la UCR— en el vigésimo primer informe Estado de La Nación, el centro del país presenta un crecimiento radial, policéntrico y disperso que genera un flujo importante de trabajadores entre los cantones más poblados.
¿Cómo enfrentar este problema? ¿Cómo modernizar el transporte público? La experiencia latinoamericana da algunas luces sobre hacia dónde deben apuntar las políticas referentes a movilidad.
Una verdadera red de autobuses
La primera tendencia clara en la región tiene que ver con el uso de sistemas de autobuses articulados. Este modelo, utilizado por ciudades como Santiago (Chile), Curitiba (Brasil), Quito (Ecuador) y Bogotá (Colombia) se basa en el desarrollo de carriles exclusivos para autobuses. Su principal ventaja es que le brinda a las ciudades una mayor capacidad de movimiento de personas (por ejemplo el TransMilenio en Bogotá mueve 2,2 millones de pasajeros al día) con inversiones menores en tiempo y dinero, en comparación con otras modalidades de transporte. La experiencia en la región indica que este tipo de sistema puede ponerse en marcha en periodos de 12 a 18 meses y que el costo por kilómetro ronda entre $1 millón y $5,3 millones, muy por debajo del costo por kilómetro de un metro que va de los $65 millones a los $207 millones.
En Costa Rica, el autobús sigue siendo el principal medio de transporte, el 59% de la población lo utiliza para movilizarse, pero el sistema tiene grandes problemas ligados a que la red de autobuses, no es una red.
"El sistema no está pensado para combinar rutas. Cada ruta existe de manera más o menos independiente. Existen muy pocas paradas compartidas entre varias rutas, lo que significa que para llegar de un lado de la ciudad a otro no solo hay que hacer trasbordo sino que siempre hay que caminar entre 1.000 a 1.500 metros entre paradas. Además, prácticamente todas las rutas entran a los núcleos urbanos, cada día cerca de 2.500 autobuses, locales y de larga distancia, llegan al centro de San José, convirtiendo la capital en una gigantesca estación de empalme a techo abierto con autobuses parados en vías públicas obstruyendo el paso para los demás vehículos", explica el informe "El Transporte Público en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica" de la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung.
Además, las propuestas para mejorar el servicio siguen sin concretarse. Por ejemplo, el plan de sectorización, proyecto que busca reordenar las rutas y limitar el número de unidades que ingresan a la capital, está varado desde el 2000 por diferencias entre los autobuseros y el Gobierno, misma suerte que ha tenido la idea de implementar el cobro electrónico.
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Mirar hacia las alturas
La utilización de metrocables o teleféricos para el acceso a zonas complicadas es otra de las tendencias del desarrollo del transporte en la región. Esta modalidad se está empleando en ciudades como Medellín (Colombia) y La Paz (Bolivia), siendo el proyecto boliviano el más ambicioso.
En la actualidad, el teleférico de La Paz cuenta con cuatro líneas y es utilizado por unas 100.000 personas diariamente, según cifras oficiales. La segunda fase del proyecto agregaría cinco líneas más con la idea de concretar una red de teleféricos que comunique totalmente a la ciudad.
En Costa Rica, siete alcaldes firmaron, en octubre de 2016, el compromiso de estudiar la viabilidad de instalar un teleférico en el área metropolitana. Sin embargo, el proyecto se encuentra en una etapa inicial de valoración de posible demanda del servicio y posibles rutas. Aún no hay estimaciones sobre el costo de los pasajes, no se ha compartido formalmente el proyecto con las instituciones encargadas del transporte público y tampoco se han definido las fuentes de financiamiento.
El sueño sobre rieles
Los trenes, ya sean subterráneos, suburbanos o tranvías, son otras de las opciones que ha explorado Latinoamérica para enfrentar sus problemas de movilidad.
En la actualidad, unas 30 ciudades de la región cuentan con sistemas de metro, siendo el de Ciudad de México el que transporta más pasajeros y el de Santiago el más reconocido internacionalmente.
Sobre tranvías y trenes suburbanos, la región avanza a paso lento. El tranvía más moderno de la región es el de Medellín (Colombia) que mueve unas 90.000 personas, diariamente.
En el caso de los trenes suburbanos, uno de los casos más exitoso es el de Río de Janeiro (Brasil) que cuenta con ocho líneas, 146 estaciones y 252 kilómetros de vías férreas. Buenos Aires (Argentina) es otro de los casos en que se está buscando mejorar la red de trenes suburbanos. El presidente argentino, Mauricio Macri, anunció que tiene planeado invertir unos $14.000 millones para mejorar la red de la ciudad, que usan actualmente 1,4 millones de personas al día.
En Costa Rica, hay tres grandes propuestas sobre el tema ferroviario en el país.
La primera es el proyecto de tren eléctrico promovido por el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer). La idea es desarrollar un servicio de trenes ligeros para el área metropolitana. El proyecto, que uniría Cartago, San José, Alajuela, Heredia y Orotina, tendría 80 kilómetros de vía férrea, líneas en dos sentidos y costaría unos $1.600 millones.
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La iniciativa cuenta con un estudio de prefactibilidad y hay cuatro países interesados en participar en la construcción de la obra, confirmó en marzo de este año el expresidente ejecutivo del Incofer, Christian Vargas.
Sobre el financiamiento de la obra, se apostaría por una alianza pública privada o una sociedad con una entidad pública de otro país.
Otra de las propuestas para mejorar el transporte en la ciudad es el metro diseñado por el Colegio de Ingenieros y Arquitectos. El metro de San José tendría tres líneas, que se construirían en un periodo de diez años, con un costo de $6.000 millones. De momento, la iniciativa se encuentra en estudio en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT).
Finalmente, está el proyecto del tranvía de San José, impulsado por el alcalde josefino Johnny Araya y que vendría a complementar el servicio de tren eléctrico propuesto por el Incofer. El tranvía movilizaría a unas 150.000 personas a diario y costaría $220 millones. El municipio josefino tendría listo, antes de finalizar el 2017, un estudio de factibilidad financiera para determinar si es necesario un subsidio del Estado, concesionar el proyecto o si el tranvía se puede costear mediante el pago de pasajes únicamente.
Movilidad en dos ruedas
Latinoamérica también está apostando por la utilización de la bicicleta para la movilización individual. En la región, ya hay 12 ciudades que cuentan con una red de más de 12.000 bicicletas públicas, según el Banco Mundial.
Buenos Aires es uno de los casos en que el impacto de la bicicleta ha sido mayor. La clave ha estado en la construcción de una ciclovía que une las arterias más importantes de la ciudad y en el sistema de alquiler de bicicletas Ecobici. En la capital argentina, unas 180.000 personas usan la bicicleta como medio principal o complementario de otras alternativas de transporte, como el metro.
Similares experiencias se viven en otras ciudades de la región como Bogotá, Río de Janeiro, Montevideo (Uruguay), Ciudad de México y las argentinas Rosario y Córdoba. En Rosario, vale la pena destacar que el sistema de bicicletas públicas funciona mediante la misma tarjeta de pago que los buses y parquímetros.
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En Costa Rica, el esfuerzo más importante sigue siendo la ciclovía de Cartago y el reciente proyecto de ciclovía josefina, que están desarrollando las municipalidades de Montes de Oca y San José. Sin embargo, es claro que hay un rezago importante en comparación con otras ciudades de la región.
Modelo ideal
¿Bicis, metro, trenes, buses articulados o teleféricos? Partiendo de la experiencia latinoamericana todas parecen opciones viables para Costa Rica, siempre y cuando no se aborden como un fin en sí mismas.
Las ciudades latinoamericanas que destacan en los índices relacionados con movilidad urbana, como Santiago y Medellín, no lo hacen simplemente porque construyeron un tranvía o un teleférico, sino porque son las que están más cerca de lograr una integración total del sistema de transporte, mediante una red que incluye diferentes modalidades colectivas (bus, metro, tranvía, etc) y medios individuales como las bicicletas públicas. Además, ofrecen información integrada para todo el sistema y cuentan con sistemas de pago electrónico.
La discusión en Costa Rica no puede limitarse a qué medio de transporte se debe impulsar, sino a cómo generar un verdadero sistema de transporte integrado. Una tarea compleja que no puede esperar más y que, sin duda, necesitará de acuerdos y políticas de largo plazo.