En las noches, en algunas playas del país, el romper de las olas en la arena ofrece un espectáculo de luces. Ese brillo en la espuma y arena es producido por microalgas o bacterias bioluminiscentes.
La bióloga Rebeca Rojas está estudiando esos eventos de bioluminiscencia en el país. Para ello, pide a las personas que le ayuden a reportar estos espectáculos cuando los observen en playas, lagunas, ríos o aguas termales.
Esto con el fin de elaborar un mapa de "puntos calientes" que oriente a la investigadora a la hora de ir a tomar muestras de agua, cuyo análisis servirá para determinar el origen del brillo.
En bacterias, la bioluminiscencia se deriva de un proceso enzimático. "En determinado sustrato, se activan ciertos genes que la producen. Además, entre bacterias, ocurre un quorum sensing (percepción de cuórum) que les sirve para comunicarse dónde está cada una. Sienten que la otra está ahí, y como además hay disponibilidad de alimento, entonces se agrupan", explicó Rojas.
Cuando ocurren choques de moléculas, la bioluminiscencia se activa aún más. "Por eso es que se ve cuando rompe una ola", dijo la bióloga.
Para realizar los reportes, Rojas cuenta con un formulario que se encuentra disponible en el perfil de Facebook del proyecto de investigación (www.facebook.com/bioluminiscenciaCostaRica). "Es un formulario muy sencillo, la persona puede durar unos 10 minutos en completarlo", manifestó.
Entre la información que se solicita está la fecha, el lugar (distrito, cantón y provincia), las características del sitio donde se observó el evento, si fue en agua dulce o salada, cómo era la coloración y temperatura del agua, si existían floraciones de algas o animales muertos cerca, entre otros.
De ser posible, se pide adjuntar una fotografía o video.
Aplicaciones biotecnológicas
Una vez se cuente con las muestras de agua, la investigadora se dará a la tarea de identificar si la bioluminiscencia se debió a microalgas o bacterias.
Si fue por una bacteria, grupo de organismos de interés particular de Rojas, se procederá a identificarla tanto a nivel bioquímico como molecular.
Con esa información, y en una siguiente etapa, Rojas explorará si esa bacteria bioluminiscente tiene alguna aplicación biotecnológica para la industria o la medicina.
"Podríamos ver si estos organismos poseen enzimas que degraden sustratos y nos sirva, por ejemplo, para degradar hidrocarburos", dijo Rojas y agregó: "O también, esa bacteria podría inspirar la creación de un esmalte de uñas o maquillaje que brille en la noche".
Igualmente, el estudio de sus mecanismos de adaptación a condiciones ambientales podría servir a la hora de idear nuevos materiales. Por ejemplo, las bacterias bioluminicentes en aguas termales son resistentes a altas temperaturas y eso puede inspirar la creación de recubrimientos expuestos a calor.
También, estas bacterias pueden utilizarse como indicadoras de contaminación en proyectos de monitoreo de salud ambiental. "Durante un evento de bioluminiscencia podría darse una correlación negativa: conforme aumenta la concentración del contaminante, disminuye la emisión de luz", explicó Rojas.
Incluso, las bioluminiscencias tienen una aplicación más social como atractivo turístico. Al identificarse lugares donde ocurre este fenómeno, las comunidades cercanas pueden organizar visitas para apreciarlos.
Por el momento, Rojas trabaja como investigadora independiente y está en conversaciones con universidades para contar con su apoyo.