Broken Fin es un delfín ya abuelito. Desde el 2005, él y su familia suelen salir en los monitoreos que realizan investigadores del Centro de Investigación de Cetáceos de Costa Rica (CEIC) en el golfo Dulce, en península de Osa.
“Eso nos indica fidelidad de hábitat por parte de él y su familia. Es decir, esta es una especie de golfo Dulce que depende del golfo Dulce”, señaló David Herra, investigador del CEIC.
“Por esa fidelidad de hábitat, estos delfines podrían estar más en riesgo ante cambios en el entorno”, agregó Andrés Jiménez, también investigador del CEIC.
En este sentido, estudios realizados por el CEIC dieron cuenta de que los delfines manchado ( Stenella attenuata ) y nariz de botella ( Tursiops truncatus ) cumplen su ciclo de vida en este golfo.
De hecho, el golfo Dulce es un área de alimentación de importancia y ambas especies lo usan de manera diferente.
Monitoreo. Para llevar a cabo estos estudios, los investigadores salen al campo por seis horas al día, unas cuatro veces a la semana durante todo el año.
Su objetivo es observar el comportamiento de los delfines. Para ello, en cada punto de monitoreo permanecen 30 minutos: toman las coordenadas de GPS, anotan las condiciones del mar para determinar si los datos pudieran estar influenciados por factores (mal clima) que los lleve a error.
Observa a los delfines a distancia para no alterar su comportamiento natural. La ventana de observación se abre cada cinco minutos y por dos minutos se determina el comportamiento: desplazamiento, alimentación, descanso o socialización.
“Esa coordenada de GPS asociada al comportamiento, cuando la ponemos en los mapas, nos va a dar el rango de hogar, las áreas de alimentación, las áreas de descanso y áreas de viaje”, explicó Herra.
Uso de hábitat. Es así como los investigadores se dieron cuenta de que los delfines manchado –aunque es una especie oceánica– sí usa la parte central del golfo porque es profunda y allí se hallan sus presas (peces voladores y balijús).
“Los balijús son presas para los Stenella , pero también son favoritos de la pesca deportiva para usarlos como carnada. En el momento en que Incopesca hace el estudio para otorgar 19 licencias de pesca, el balijú ya estaba sobreexplotado”, comentó Jiménez.
En cambio, los delfines nariz de botella se concentran en las desembocaduras de los ríos porque el material que estos arrastran propicia condiciones para que existan peces aguja, róbalos y pargos.
“En golfo Dulce, los delfines viajan más del 70% del tiempo; pero su viaje está asociado a alimentación, es decir, ellos viajan hasta el restaurante que está en estas zonas”, dijo Herra.
“Por años, se ha dicho que el golfo Dulce no es tan productivo precisamente porque es fiordo tropical y tiene condiciones de escaso oxígeno, pero la presencia constante de depredadores tope como los delfines es un indicador de que esa productividad primaria quizá está mal interpretada.
”Tal vez esa productividad primaria no se genera en el golfo, pero puede estar llegando de otros sitios como los ríos. Ya medir productividad es otro estudio aparte, pero la presencia de delfines es una señal”, destacó Jiménez.
En este rango de hogar también se da socialización y apareamiento.
Próximo paso. El monitoreo sigue porque se quiere que sea a largo plazo. La novedad es que este año se incorporará identificación por foto. La aleta dorsal de cada delfín es única: tiene cicatrices en el borde inferior que funcionan como su huella digital.
“Ahorita en lo que estamos es identificando cada individuo, vamos a darle cédula a cada delfín”, manifestó Herra.
Cuando ya estén identificados se harán capturas y recapturas en las áreas de estudio. “Eso nos permitirá saber si estos delfines son residentes del golfo Dulce”, declaró el investigador.