Saber si Marte es habitable y cuáles secretos se esconden más allá de la Tierra, son preguntas que desde siempre han intrigado a miles alrededor del mundo. Uno de ellos es Karlo López, joven vecino de Guápiles, Pococí.
Fue por eso que, tras leer en el periódico que la empresa Mars One buscaba voluntarios dispuestos a aventurarse en una expedición a Marte en el 2023, él quiso probar suerte y se postuló como un candidato a tripulante.
Parecía una locura, pero se animó. Así, un día cualquiera, el joven de 22 años grabó un video sobre sí mismo y respondió varios cuestionarios en los que le preguntaron si era tolerante a los espacios reducidos y le gustaba el trabajo en equipo.
“Más tarde, me notificaron por correo que era uno de los clasificados y me dijeron que para setiembre o noviembre de este año iban a realizar otra etapa clasificatoria y ellos me harían llegar nuevas preguntas”, narró emocionado.
Aunque Karlo solo le había contado a una persona de su postulación, el tema adquirió notoriedad cuando Mars One reveló la lista de los seleccionados. “Necesitamos que el mundo se interese para hacer que esto ocurra” , dijo Bas Lansdorp, cofundador de la empresa.
Karlo aún no tiene claridad sobre cuáles serían los peligros e implicaciones de emprender un viaje a Marte, pero no se muestra preocupado. “Sé que muchas cosas podrían cambiar en los próximos 10 años”.
La ciencia sigue luchando para abrir ese camino y saber si vale la pena hacer ese viaje posible.
Curiosamente, la próxima misión para descubrir si hubo vida en ese planeta o si podría ser un destino habitable en el futuro en ese planeta, está también en manos de una costarricense.
Su nombre es Sandra Cauffman y ella es la subdirectora de la misión Maven, de la NASA, que se enfocará en descifrar la atmósfera del Planeta Rojo.
Ella y un equipo científico utilizarán los datos de Maven para analizar cómo se produjo la pérdida de compuestos volátiles como dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y de agua de la atmósfera de Marte hacia el espacio.
Ese análisis ayudará a descifrar la historia de la atmósfera de Marte, su clima, si hubo agua líquida y si era un planeta habitable.
El lanzamiento del satélite con estos fines se hará a bordo de un cohete Atlas V y está previsto para entre el 8 de noviembre y el 7 de diciembre de este año.
Aunque se trata de una misión no tripulada, Cauffman señaló que hay mucha información y desarrollo pendientes antes de enviar a un ser humano a Marte. Ella pide ser precavidos al evaluar iniciativas como las de Mars One. “Aún son necesarios sistemas de propulsión más avanzados y, por supuesto, mucha energía para mantener funcionando los sistemas que se necesitarían a bordo y en Marte”, recalcó.
Obstáculos. La ingeniera destacó que la protección contra la radiación es uno de los temas primordiales en una exploración interplanetaria pues está claro que los viajeros espaciales se expondrían a los efectos de los rayos cósmicos galácticos (GCR) y las partículas energéticas solares (SEP).
Resultados arrojados por misiones como la del robot Curiosity ya permiten hacer cálculos sobre los niveles de radiación en ese planeta o en un viaje espacial.
Por ejemplo, se midió la radiación del llamado Laboratorio Científico a Marte (MSL), ubicado dentro del Curiosity en un viaje de 253 días. Ese robot estaba equipado con un escudo protector casi tan profundo como el que se utilizó en las naves Apolo.
Los datos obtenidos sugieren que durante un viaje de ida a Marte (sin tomar aún en cuenta el tiempo que pasarían los viajeros en la superficie del planeta) ya representa un riesgo significativo para la salud de los eventuales tripulantes.
“La exposición a radiación al nivel que medimos está justo o posiblemente sobre el límite de lo que es considerado aceptable”, dijo Cary Zeitlin, líder de la investigación.
En esas condiciones, la posibilidad de padecer cáncer y daño en los tejidos del cuerpo son algunas de las consecuencias a las que podrían hacer frente los viajeros.