Las minúsculas flores de tonos naranja de las orquídeas del género Specklinia pueden ser poderosamente atractivas, pero también engañosas.
Estas plantas –que crecen en Costa Rica y Latinoamérica– emplean una estrategia de seducción sofisticada y hasta “truculenta” para lograr que las diminutas moscas de la fruta ( Drosophila ) se acerquen a ellas, se queden por horas a su alrededor y, luego, se lleven su polen para garantizar la reproducción de la especie.
Esta técnica consiste en segregar químicos muy similares a las hormonas que emiten los insectos para alertar a otros de que en algún lugar hay comida.
¿Cómo lo saben? Una investigación encabezada por el biólogo Adam Karremans, del Jardín Botánico Lankester, de la Universidad de Costa Rica (UCR), fue la que detectó el curioso patrón mediante el cual todo un grupo de orquídeas miniaturas se garantiza su polinización.
El equipo estudió 70 especies del género Specklinia y la polinización de la Specklinia endotrachys. “Al observar las plantas que tenemos cultivadas en el Jardín Botánico Lankester, nos llamó mucho la atención la presencia constante de esas moscas en las flores. Se quedaban horas y horas en ellas. Queríamos saber qué era lo que atraía a las moscas hasta la flor, por qué permanecen ahí tanto tiempo y cómo funcionaba la polinización”, explicó Karremans a a La Nación.
Sorprendente. Para averiguarlo, los científicos recolectaron especímenes de las moscas –machos y hembras– y los sometieron a análisis genéticos. Fue así como lograron identificar 13 especies agrupadas bajo un solo género Drosophila , mejor conocidas como “moscas de la fruta”.
“Generalmente, cada especie de orquídea tiene un polinizador específico, pero este es un raro caso de un grupo específico de polinizadores”, dijo el biólogo.
Los investigadores también monitorearon el comportamiento de esos insectos.
“Las moscas se mueven de un sépalo a otro durante muchas horas, succionando unas gotas diminutas”, declaró Karremans.
Los segmentos florales se conocen como sépalos, una de las seis partes en las que se divide la flor de una orquídea.
Los científicos tomaron algunas flores y las colocaron en una sustancia llamada hexano, la cual “atrapa” todos los compuestos químicos que hay en ellas.
Luego de realizar un análisis llamado cromatografía de gases o aromas segregados, los expertos hallaron en las flores tres compuestos conocidos como “ tiglatos”, que actúan como feromonas de agregación.
“Las feromonas de agregación son sustancias químicas que segregan los insectos para atraer a otros individuos de la misma especie hacia la comida. Por ejemplo, una hormiga que encuentra azúcar produce estas feromonas como para comunicarles a las otras hormigas que ahí está la comida”, declaró el científico.
Así, los especialistas de la UCR concluyeron que las Specklinia producen este tipo de feromonas en unas glándulas llamadas osmóforos, ubicadas en la parte exterior de la flor.
“Ese es el ‘truco’ del que se valen estas flores para seducir a esos insectos en particular.
“Las moscas Drosophila llegan ahí porque creen que otra mosca les está diciendo que ahí hay comida. Es un hallazgo novedoso, pues no se conocía ningún caso de producción de feromonas de agregación en orquídeas”, dijo Karremans.
Una vez que muerden el anzuelo, las moscas necesitan un incentivo adicional para permanecer por largo rato en las orquídeas. ¿Cuál es en este caso?
El equipo recolectó varias de las minúsculas gotas presentes en la parte interna de la flor que las moscas succionan.
Tras someterlas a un análisis químico, determinaron que presentan un alto contenido de azúcar; es decir, se trata de un néctar. Además de succionar ese líquido en la orquídea, las moscas también participan de actividades de cortejo y copulación.
“Se podría decir que sí hay un mecanismo de engaño, pues es la propia orquídea la que atrae a la mosca por medio de feromonas. No obstante, también hay recompensa, porque el insecto encuentra néctar y por eso se queda en la flor durante 12 horas o más”, agregó el biólogo.
Una vez ahí, la planta se “asegura” de que la mosca se lleve su polen. “En su interior, estas orquídeas tienen una estructura en el centro llamada labelo o labio, que es un pétalo modificado. Ese labelo es móvil, entonces, cuando la mosca se posa sobre él, es lanzada hacia una estructura llamada columna que es la parte reproductiva, donde está el polen”, continuó Karremans.
El polen se adhiere a una estructura en el tórax de la mosca, llamada escutelo y es así como el insecto los traslada a otra flor.
El estudio se publicó en la revista Annals of Botany . También colaboraron especialistas del Centro Naturalis de Biodiversidad de Leiden, Holanda.