Una nueva técnica detecta y trata la obstrucción en las arterias en menos de dos horas, con anestesia local y sin cicatrices mayores.
La obstrucción arterial se produce cuando se acumula grasa y colesterol en las paredes de las arterias. Esto impide el paso regular de sangre y oxígeno a través de las arterias hacia el corazón. Si la obstrucción es muy grande, puede producirse un infarto.
Esta nueva técnica es el cateterismo radial. Un cateterismo es un procedimiento en el que un largo tubo flexible (catéter) se introduce en una arteria y se le guía hacia el interior del corazón. Proporciona información sobre cómo se encuentran las estructuras internas de este órgano.
El cateterismo radial se realiza a través de la arteria radial, en el brazo. El catéter es introducido a través de la muñeca y recorre el brazo hasta llegar a la arteria coronaria. Allí se determina si hay obstrucción en la arteria y, de ser así, se repara en el momento.
Esta intervención evita complicaciones que se producen por el cateterismo tradicional, realizado a través de la arteria femural en la pierna. El cateterismo femural requiere anestesia total, el paciente puede quedar internado 15 días y estar incapacitado un mes.
Con el cateterismo radial, la persona puede irse a su casa en cuatro horas, si no se le detectan obstrucciones en la arteria, y si se encuentran daños, solo se requiere una noche de hospitalización.
“El proceso lo iniciamos a principios de año y ha tenido resultados excelentes. Los pacientes se sienten menos molestos, es más rápido, no hay incapacidades largas. En poco tiempo hemos visto más de 100 pacientes”, dijo Víctor Julio Alfaro, cardiólogo encargado del procedimiento en el Hospital San Juan de Dios.
Esta intervención se realiza principalmente en pacientes mayores de 60 años, obesos y con problemas de coagulación sanguínea.
Sin embargo, esta técnica no es para todas las personas. Según el cardiólogo Heiner Díaz, el paciente debe escogerse bien.
“A diferencia del cateterismo femural, que puede hacérsele a cualquiera, hay que escoger muy bien al paciente de cateterismo radial. Es mejor que la persona no fume, porque el riesgo de sangrado es mayor para los fumadores. También, muchas veces el cateterismo radial no funciona y debe hacerse por la pierna”, señaló.
El procedimiento. La técnica consta de dos partes: primero se hace un diagnóstico para hallar obstrucciones arteriales. Si se encuentran, se realiza la segunda parte: eliminarlas y abrir la arteria para que la sangre fluya normalmente.
El proceso comienza con la aplicación de anestesia local en la muñeca. Luego, se localiza la arteria radial, y se introduce un tubo plástico que mantiene la arteria abierta. Al paciente se le inyecta nitroglicerina, que dilata la arteria y para que se recorra sin problemas.
Los catéteres se introducen en la arteria con ayuda de una guía hidrofílica (un alambre metálico que se desliza hasta la arteria coronaria). Una vez en dicha arteria, se inyectan líquidos de contraste, químicos que permiten ver a través de rayos X si hay rastros de obstrucción en la arteria.
Si se localizan daños, el cardiólogo comienza la segunda parte de la intervención: la colocación de stents, mallas metálicas que abren la arteria y “desbloquean” la obstrucción en ellas. Estas mallas permiten que la sangre fluya normalmente. El médico coloca primero un globo que separa las paredes arteriales obstruidas, después inserta los stents que considere necesarios para que la sangre fluya normalmente. El proceso dura menos de dos horas.
Normalmente, a cada paciente se le colocan dos stents , pero si se detecta una obstrucción muy grande, debe hacerse una cirugía mayor.
“Nada hacemos colocando un montón de stents en una persona así, no le ayudaríamos. Si el daño es muy avanzado, la única solución es la cirugía cardíaca”, dijo Alfaro.
Mal común. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el país, y una de los motivos principales de hospitalización. Aproximadamente, 19.500 costarricenses son hospitalizados cada año por enfermedades cardiovasculares. Otros 4.000 ticos mueren cada año antes de ingresar a un hospital por causa de un infarto.
Las personas que requieren de este tipo de tratamientos son cada vez más jóvenes. Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social, la edad promedio de enfermedad cardiovascular es de 59 años; hace 10 años era de 65.
El año pasado 4.045 personas menores de 40 años sufrieron un infarto en el país.
Según funcionarios del Hospital San Juan de Dios, esta nueva técnica podría ayudar a tratar a más pacientes en menos tiempo. Este es el único hospital público que ofrece este tipo de cateterismo, pero no se descarta llevarlo a otros centros médicos.