El artista Rudy Espinoza, maestro del grabado con más de 30 años de carrera, confiesa que no es muy creyente; sin embargo, en su nueva exposición usa los temas religiosos para mostrar toda la fuerza, dramatismo y posibilidades del grabado en metal.
Desde ayer él tiene en la galería Kandinski la exposición “Pecado y redención”, una colección de 17 grabados en que el artista de 54 años trabajó sin parar en su taller durante dos años.
Estas obras oscilan entre el bien y el mal, entre el pecado y la posibilidad de redención.
Son grabados llenos de ángeles, diablillos, sangre, dolor, perdón, apocalipsis y aflicción.
Herencia recreada. Sin duda, estos trabajos tienen referencias de la imaginería religiosa y de la iconografía alrededor del cielo, el infierno, el pecado y la salvación.
“Esto es un ‘divertimento’. No soy muy religioso, pero vengo de una familia con una fuerte tradición religiosa y recuerdo que mi abuela tenía muchas imágenes de santos. Yo arrastro toda esa herencia visual”, explicó el artista, quien enseñó en las aulas universitarias durante tres décadas.
Él exploró figuras de santos, Cristos crucificados, postales religiosas y libros para nutrirse de todas esas imágenes y crear las propias. Por ejemplo, el grabado Muriendo de amor II , que muestra unos pies clavados y sangre dentro de una cruz, nació tras observar gran cantidad de crucifixiones en las iglesias católicas.
La muestra también incluye piezas muy explícitas, como Armagedón, que presenta la lucha entre ángeles y demonio o el dramático Infierno , y obras más conceptuales, llenas de símbolos y letras como una llamada La sentencia.
Trabajo de taller. En las piezas de esta exposición, Espinoza muestra no solo sus destrezas como dibujante, sino también la perfección técnica que da la experiencia y horas y horas de trabajo minucioso en el taller de grabado.
“El grabado en metal es más difícil, requiere de muchas correcciones y trabajo en el taller. Para doblegar el metal se requiere de mucha paciencia y temperamento”, afirmó el artista.
No obstante, él es un apasionado grabador que no abandona esa técnica ni porque se jubiló y dejó de dar los talleres de grabado y otros cursos en universidades.
“Sigo trabajando. Busco un tema como pretexto y lo desarrollo, como este”, concluyó Espinoza.