En los últimos 56 años, el ser humano ha duplicado su gusto por comer pescado y otros productos marinos, al punto que el consumo anual se calcula en 20 kilogramos (kg) por habitante.
Ese consumo per cápita era de 9,9 kg en 1960, 14,4 kg en 1990 y 19,7 kg en el 2013, llegando a 20 kg en el 2016.
Esta es la mayor conclusión a la que llega el informe El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2016 , elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según el documento, las razones detrás del aumento en el consumo son varias. La primera es el incremento de la producción acuícola, la cual proporciona la mitad del pescado destinado a consumo humano.
Este año, el salmón y la trucha desbancaron a los camarones como las especies preferidas por la acuicultura.
La segunda causa, según FAO, es la eficiencia en la captura, lo cual se debe a “una ligera mejora de la situación de determinadas poblaciones de peces como consecuencia de una mejor ordenación pesquera”.
Por último está la reducción de los desperdicios y la oportunidad que estos ofrecen para comercializar subproductos como harina de pescado, colágeno para cosméticos y pequeñas espinas que se venden como aperitivo.
“La mayor eficiencia de la cadena de suministro y otras mejoras también han aumentado la proporción de producción mundial de pescado destinada al consumo humano directo hasta el 87% en 2016. Ello supone un incremento respecto a la proporción del 85% en 2014”, se lee en el informe.
En cuanto a riqueza nutricional, el pescado proporciona el 6,7% de la proteína requerida por el ser humano. Asimismo aporta ácidos grasos omega 3, vitaminas, calcio, hierro y zinc.
“La vida marina, que la Agenda para el Desarrollo Sostenible nos encomienda conservar, es un aliado importante en nuestro esfuerzo para afrontar diversos desafíos, desde la seguridad alimentaria hasta el cambio climático”, señaló José Graziano da Silva, director de FAO.
Insostenibilidad. El informe también advierte sobre la insostenibilidad de las pesquerías y como estas han llevado a un tercio de las poblaciones de especies de interés comercial al borde de la sobreexplotación.
En ese sentido, FAO calculó que el 31,4% de las poblaciones de peces de interés comercial están sobreexplotadas.
En el 2014, la captura pesquera ascendió a 93,4 millones de toneladas, “ un volumen ligeramente superior al de los dos años anteriores”, apunta el informe.
Los grupos que reportaron mayores capturas fueron atunes, langostas, camarones y cefalópodos (como pulpos y calamares).
El informe califica de “alarmante” la situación que se vive en los mares Mediterráneo y Mar Negro donde el 59% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas, particularmente especies como la merluza y el lenguado, entre otras.
Ese descenso de las poblaciones de peces, aparte del impacto sobre los ecosistemas y en el modo de vida de las comunidades costeras, tiene un efecto directo en la salud humana.
Los productos marinos aportan micronutrientes y las deficiencias en estos, incrementan el riesgo de mortalidad prenatal, retraso en el crecimiento del feto, mortalidad infantil y materna, deficiencias cognitivas y reducción de la función inmune.
Un estudio , publicado recientemente en la revista Nature , calculó que el 10% de la población mundial podría sufrir de deficiencias en micronutrientes debido a la reducción de las poblaciones de peces en las próximas décadas.
Las personas más afectadas serían aquellas que viven en países en desarrollo.