Quienes utilizan cigarrillos electrónicos aseguran que entre los principales atractivos de algunos de estos dispositivos están sus distintos sabores. No obstante, dicha característica sería la responsable de aumentar el riesgo de un mal pulmonar, conocido como bronquitis obliterante.
A esta conclusión llegó un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, publicado en la revista Environmental Health Perspectives.
Esta enfermedad también se conoce desde el 2002 como el “mal de las palomitas de maíz”, ya que se diagnosticó por primera vez en trabajadores que inhalaban el saborizante artificial de mantequilla en las fábricas de palomitas de maíz para microondas. La enfermedad se caracteriza por tos seca –sin moco–, dificultad para respirar e inflamación pulmonar.
Los investigadores analizaron 51 tipos de cigarrillos electrónicos y sus sabores, y hallaron que 47 contenían una sustancia llamada diacetilo, que está directamente asociada con el “mal de las palomitas de maíz”.
Además, se encontró otro saborizante vinculado anteriormente a esta enfermedad: la acetoína. Esta sustancia estaba en 46 de los cigarrillos estudiados.
“La mayoría de las preocupaciones sobre los cigarrillos electrónicos se ha centrado en la nicotina, pero aún hay muchas cosas que desconocemos sobre estos dispositivos pues también contienen otros compuestos cancerígenos y sustancias saborizantes que pueden dañar los pulmones”, aseveró uno de los responsables de la investigación, David Christiani, en un comunicado de prensa.
Diferencias. El cigarrillo electrónico, también conocido como e-cigarro, es un dispositivo similar a un cigarro, pero no contiene tabaco ni produce cenizas.
Funciona con un atomizador que vaporiza nicotina líquida. La persona puede regular el nivel de nicotina de sus cigarrillos. Algunas versiones no contienen esta sustancia.
Esta no es la primera vez que dichos dispositivos son cuestionados. En enero pasado, otro trabajo científico en Estados Unidos destacó que los vapores de los e-cigarros podrían emitir sustancias llamadas radicales libres, las que provocarían inflamación y “estresarían” las células de los pulmones. Como resultado, se dificultaría la respiración.
Otros estudios afirman que este tipo de cigarrillo aumenta las ganas de fumar, especialmente entre los más jóvenes.