Por Internet las ofrecen como la panacea para la pérdida de peso, y, aunque muchas sí cumplen su cometido, lo hacen a un precio muy alto para la salud.
Las llamadas pastillas quemagrasa entrañan riesgos que podrían desatar fallas en los riñones y aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. A un plazo mayor, también pueden dañar los pulmones.
Esto se debe a la cantidad de sustancias que contienen, información que pocos consumidores se molestan en leer. No muchos averiguan de qué tipo de compuestos se trata.
El médico especialista en antidopaje, Cristian Moraga, explica que estas pastillas contienen sustancias llamadas anfetaminas, hormonas sintéticas que disuelven las grasas, aceleran el metabolismo –con lo que se quema mayor cantidad de grasa– e inhiben el hambre. Además, muchas poseen también hormonas de la tiroides, que deberían prescribírseles solo a personas con fallas en esta glándula; incorporadas a estas pastillas, aceleran el metabolismo aún más.
El metabolismo se acelera, pero no recibe alimentación suficiente. Esto lleva a una condición llamada choque metabólico, en la cual el metabolismo no consigue la energía necesaria para realizar sus funciones.
Como consecuencia, la persona puede tener aumentos bruscos y constantes de presión arterial y de frecuencia cardíaca (número de latidos por minuto). Esto puede afectar varios órganos, principalmente los riñones (que filtran las toxinas del cuerpo) y los pulmones.
“Tomemos en cuenta que las personas que consumen estos medicamentos tienen problemas que muchas veces van más allá del sobrepeso. Pueden padecer otras enfermedades, como diabetes o hipertensión, niveles altos de colesterol o triglicéridos. Esto hace que la salud del individuo sea más vulnerable aun a la acción de las pastillas y, por supuesto, a sus posibles daños”, advirtió Moraga.
¿Cuándo sí usar? El médico fue enfático en que este tipo de pastillas no deberían utilizarse salvo en casos muy específicos, cuando son recetados por un especialista y se utilizan en combinación con un plan de alimentación vigilado por un nutricionista.
Además, las dosis no pueden exceder las que el médico indica y deben tomarse durante el periodo de tiempo que él señale, sin extenderlo más.
La nutricionista Mariana Vega asegura que solo hay una forma sana de perder peso y es con un buen régimen de alimentación, más el ejercicio físico recomendado, y eso toma tiempo.
“No hay recetas milagrosas, y si usted tiene obesidad, seguramente va a costarle más. También hay que tener mente realista y saber cuáles son las metas saludables. Pero eso no se logra ni con pastillas, ni de forma rápida”, concluyó Vega.