Por primera vez en Centroamérica, especialistas de cirugía cardiovascular, cirugía de tórax y cardiología del Hospital México realizaron una intervención llamada válvula en válvula (valve in valve).
Este consiste en colocar una válvula cardíaca encima de otra ya existente, pero que ha dejado de funcionar.
La persona beneficiada con este procedimiento, realizado el miércoles pasado, fue Elizabeth Espinoza, de 69 años.
Esta mujer tenía una enfermedad llamada estenosis mitral, en donde la válvula mitral (la que regula el flujo de sangre hacia la cavidad superior izquierda del corazón) no se abría por completo y, por lo tanto, la sangre no se bombeaba bien.
Este problema de salud la hizo someterse a una cirugía de corazón abierto en 1978 y a una colocación de una válvula biológica (de tejido animal) en el 2002. Sin embargo, como este dispositivo tiene un período de vida útil, 12 años más tarde, comenzó a fallarle.
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"Tenía dificultades para respirar y hasta para hacer cosas muy sencillas como caminar y peinarme. Debía dormir casi sentada, me sentía muy cansada y sufría de taquicardia", comentó esta vecina de La Trinidad de Alajuela.
El nuevo procedimiento era la única opción para ella, pues las cirugías anteriores habían creado adherencias en sus órganos y esto aumentaba el riesgo de "tocar" áreas vitales, propiciar infecciones o causar sangrados amplios.
"En una mujer de su edad, y con el corazón ya delicado por su condición, era muy arriesgado hacer una cirugía convencional o remover la válvula para poner otra", explicó Édgar Méndez, jefe de cirugía cardíaca del Hospital México, quien participó de la intervención.
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Paso a paso
Una vez que se consiguió la válvula que se iba a colocar en el nuevo procedimiento, a la mujer se le internó para prepararla.
Ya en el quirófano, los médicos hicieron un corte de siete centímetros debajo de su busto, expusieron la punta del corazón y, a través de la incisión (y con la ayuda de instrumentos diminutos), colocaron el dispositivo justamente encima de la anterior válvula. Todo el procedimiento se realizó mientras el corazón latía.
La intervención duró dos horas y media, incluyendo el proceso de preparación.
Actualmente, Sánchez se recupera en uno de los salones del centro médico.
"El cambio lo sentí de inmediato. Apenas salí de la operación ya era otra cosa. Ahora puedo respirar sin problemas. Le agradezco mucho a todos los doctores. Se portaron muy lindos e hicieron un gran trabajo. Me habían dicho que si me operaban otra vez moriría, pero ellos encontraron una forma de hacerlo y dejarme bien (ríe)", manifestó Espinoza.
Debido al éxito obtenido, los médicos evalúan otros posibles casos en los que se podrían usar este tipo de cirugías. El procedimiento no sería opción para personas a las que se les interviene por primera vez el corazón, pero sí para quienes ya se les colocó una válvula con tejido animal y esta dejó de funcionar.
Solo la válvula vale $37.000 (casi ¢21 millones).