Especialistas en Salud de Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Colombia, República Dominicana y Cuba se reunieron ayer en el país para constituir una alianza en la lucha contra la venta de medicamentos falsificados.
Médicos, farmacéuticos, enfermeros, fisioterapeutas, autoridades sanitarias y pacientes pretenden adoptar medidas para evitar una práctica que pone en riesgo la salud de millones de personas.
“La falsificación de medicamentos es algo de todos los días, especialmente en Internet y en farmacias clandestinas. Es un riesgo para la salud pública, puede causar desde que el paciente no mejore –y esto dañe aún más su salud– hasta la muerte”, explicó David Benton, farmacéutico y representante de la Alianza Mundial de Profesionales en Salud.
Los medicamentos más falsificados son los que tratan la disfunción eréctil o eyaculación precoz, y tratamientos caros para cáncer, sida, diabetes o hipertensión.
Costa Rica no escapa de este problema. Las autoridades nacionales reconocen que no tienen datos sobre cuánto se consume en fármacos adulterados. Sin embargo, creen que una de las razones para que esto ocurra es que muchos pacientes no saben reconocer un medicamento que no es genuino.
De hecho, la Comisión de Productos Falsificados del Ministerio de Salud únicamente ha recibido este año cuatro denuncias de medicamentos falsos.
La falsificación de insumos médicos no solo ocurre por la compra directa.
“Ya hemos logrado detectar medicamentos falsificados que pretendían distribuirse en las farmacias de la Caja Costarricense de Seguro Social. El Laboratorio de Normas y Calidad del Medicamento de la Caja logró detectarlos a tiempo y no afectaron a los pacientes. Actualmente, se investigan varios casos”, dijo Nuria Montero, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica.
“El documento llama a estar alerta, a saber que los medicamentos falsificados son una realidad y un problema, y que es necesario actuar para crear una regulación común”, puntualizó Gustavo Sáenz, secretario técnico del Foro Farmacéutico de las Américas.
En Costa Rica, uno de los mayores retos para frenar la diseminación de fármacos adulterados es que no hay una ley que castigue a quienes distribuyen esos productos. Por ahora, el Ministerio solo puede ampararse en la Ley General de Salud y clausurar el negocio que expende esos fármacos.
Ya se presentó un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa para tipificar esta falsificación como delito y penarlo con cárcel.
Además de los esfuerzos regionales por tener una legislación común en el Istmo, los pacientes afirman que la primera responsabilidad recae en ellos mismos.
“Los medicamentos falsos están a la orden del día, pero es responsabilidad nuestra saber distinguirlos y denunciarlos”, comentó Luis Adrián Quirós, representante de la Organización Internacional de Pacientes.