Si los electores mantienen la apatía por las urnas demostrada en las tres últimas votaciones municipales, el país perdería ¢5.000 millones de los destinados para elegir a los alcaldes y a otras autoridades locales.
Cada persona empadronada que no vaya a ejercer su derecho, desechará ¢2.180 de fondos públicos. Ese monto es lo que, según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), costará cada sufragio este 7 de febrero.
Al multiplicar esa cifra por los 3,1 millones de electores inscritos, el costo total de la elección asciende a ¢7.000 millones.
Para los cálculos, La Nación consideró que en las últimas tres contiendas municipales (2002, 2006 y 2010), siete de cada 10 ciudadanos (70%) desistieron de escoger a sus representantes cantonales.
De persistir esa conducta en en los comicios de febrero, se esfumarían ¢5.000 millones por sufragios no ejercidos por al menos 2,2 millones de costarricenses habilitados para sufragar.
Sin embargo, se debe considerar que esta será la primera elección en la que se escogerán en conjunto alcaldes, intendentes, regidores, síndicos y miembros de concejos de distritos. Anteriormente, los regidores eran seleccionados junto con el presidente y legisladores.
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Hugo Picado, director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia del Tribunal, espera que esa diferencia incida positivamente en el interés de los electores y baje el abstencionismo este domingo 7 de febrero.
“El ausentismo es el mayor reto del TSE . Nuestra responsabilidad es garantizar elecciones justas, pero es responsabilidad de los partidos motivar a la ciudadanía y que esta salga a votar”, dijo Picado
El TSE ha insistido en que el valor del voto debe medirse por sus consecuencias políticas y no por su costo económico, pues la entidad debe organizar comicios para el 100% de los electores, independientemente de si se abstienen o no de acudir a la cita.
Sin embargo, un reciente análisis de El Financiero demuestra cuánto poder económico otorgan los abstencionistas al dejar de votar por su municipio.
Cantones urbanos. El porcentaje más elevado de abstencionistas en las pasadas elecciones se registró en Desamparados. Allí, cuatro de cada cinco ciudadanos (84%) no se interesó en la elección del alcalde y se perdieron ¢365 millones por costo del voto.
En otros cantones populosos como Heredia, Tibás, San José, Goicoechea y Alajuelita, el porcentaje también superó el 80%.
Casi ¢1.500 millones en votos se perdieron en esas comunidades donde 405.000 electores (de 500.000) desistieron de las urnas.
Por el contrario, el cantón que movilizó a más votantes fue Hojancha, en Guanacaste. En esa comunidad votaron 3.620 personas, el 71% del total.
Otros dos cantones, el josefino Turrubares y el guanacasteco Nandayure, registraron bajo abstencionismo (33% y 35%, respectivamente).
“ La democracia es sobre derechos y responsabilidades. Ejercer el sufragio es una responsabilidad. Cuando por desinterés se deja de ir a las urnas, hay un problema en la democracia. El voto obliga a los gobiernos municipales a ser más transparentes y eficientes”, concluyó Picado.