A mediados de agosto, tres veinteañeros murieron en una colisión sobre el puente del río Virilla, entre La Uruca y Heredia.
En los primeros días de setiembre, otros cinco muchachos –tres de ellos en sus veintes – también fallecieron en un choque en la autopista Florencio del Castillo , que conecta a San José con Cartago.
El deceso de esos seis jóvenes no es un hecho aislado. En Costa Rica, quienes más perecen en las carreteras son aquellos que no han terminado de vivir su tercera década.
En los últimos cinco años, una cuarta parte de todos los muertos (792 de 3.226) tenía entre 20 y 29 años. Esa cifra es igual a la del total de alumnos matriculados en el Colegio Nocturno de Desamparados.
El 69% de esos muchachos perdió la vida tras una colisión (544). En esa cantidad de choques, hubo una moto involucrada en el 60% de los casos (322 muertos) .
Con el fallecimiento de esos 792 jóvenes, también se esfumó la posibilidad de que, en promedio, cada uno de ellos aportara 35 años de vida productiva al país.
La información surge de un análisis de La Nación de los datos de muertes por accidentes de tránsito, recopilados por el Departamento de Estadística del Poder Judicial entre el 2009 y el 2013.
Después de los veinteañeros, quienes más fallecieron violentamente en las vías eran personas de 30 a 39 años (608 muertos o 19% del total).
Detonantes. El exceso de velocidad fue la causa de la mayoría de los accidentes mortales con jóvenes (31% de los casos). Otras causas frecuentes fueron: invasión de carril (19%) y conducción en estado de ebriedad (16%).
Susana Umaña, psicóloga del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), aseguró que a esa edad es común no tener claras las consecuencias del riesgo.
“Pese a ser adultos, con ciertas libertades, para algunos es emocionante y bonito correr el riesgo”, recalcó.
A esa conducta temeraria se suma la falta de una instrucción formal para comportarse en las carreteras, destacó Hugo Jiménez, director de Educación Vial.
“ Las malas mañas se heredan de generación en generación. Generalmente, los muchachos aprenden a manejar con familiares o amigos. El país carece de opciones certificadas para enseñar a conducir”, dijo el funcionario.
El estudio, además confirmó que la moto es el vehículo en el que más personas fallecen.
Casi una tercera parte (899) de todos los muertos del último lustro (3.226) iba en una motocicleta. La mayoría de ellos tenía entre 20 y 29 años (362).
La peor parte siempre la llevaron los choferes, quienes eran el 80% del total de las víctimas en ese rango de edad (263).
“En muchas de esas muertes, el joven andaba sin casco, por ejemplo. En ese sentido, hay una tolerancia social y una falta de control en las familias”, afirmó Mario Solano, coordinador de Estadísticas Policiales del Poder Judicial.
Información extraída del Censo 2011, evidencia que 109.000 veinteañeros poseen una moto o tienen acceso a ella en su hogar. De estos, casi la mitad están casadoso viven en unión libre. El 46% completó toda o parte de la secundaria.
Crecen flotilla y presas. En los últimos 23 años, la cantidad de motocicletas y automóviles en carretera creció casi seis veces.
Actualmente, en las vías circulan cerca de 255.000 motos (210.000 más que en 1990). Además, hay 830.000 carros particulares (686.000 más que en el año citado). El mayor crecimiento de autos se dio entre el 2000 y el 2002; y, tras una baja, repuntó entre el 2007 y el 2008, según datos del Ministerio de Ambiente.
En cuanto a las motos, la cifra aumentó significativamente a partir del 2006. La mayor importación se registró en el 2012, cuando el Ministerio de Hacienda aprobó la entrada al país de 101.000 unidades .
Solano comentó que antes del 2000, los atropellos eran la forma más común de morir en las calles. Luego de ese año, las colisiones se convirtieron en la primera causa.
La tasa de mortalidad asociada a las motocicletas duplica a la de carros. Siete de cada 10.000 motorizados mueren en accidentes, frente a 3 de cada 10.000 conductores de vehículos, según estimaciones del Instituto Nacional de Seguros.
Un mayor número de automotores en las calles genera presas que, a su vez, elevan la posibilidad de accidentes, opinó Solano.
“Las presas contribuyen. En la ruta 1 (Interamericana Norte) mueren unos 39 motorizados por año, entre el aeropuerto (Juan Santamaría) y la agencia Nissan (Sabana Norte)”, añadió.
La muerte de esos motoristas tiene un factor en común: para evadir el congestionamiento, la mayoría prefirió pasar por el espaldón y no por los carriles, detalló Solano.
La ruta 1 , construida en la década de 1960, tiene muy baja fluidez para transitar. La autopista General Cañas la colapsan unos 141.700 automotores al día, calcula el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica (UCR) .
Guillermo Loría, coordinador de Infraestructura de ese ente, dijo que la congestión vial podría ser una causa (de muerte), pero recalcó que en los accidentes siempre intervienen tres factores: la condición del vehículo, la infraestructura de la vía y la pericia del chofer.