Los partos de gemelos, trillizos, cuatrillizos o más son cada vez menos atípicos en Costa Rica.
Dos de cada 100 bebés nacidos entre el 2000 y el 2013 en el país llegaron acompañados por, al menos, otro hermanito. En total, suman 16.895 niños, del poco más de un millón que llegaron al mundo en ese periodo.
De ellos, 16.355 fueron nacimientos gemelares; 398 de trillizos, y 142, de cuatrillizos o más.
La información proviene de un análisis de La Nación con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Ante el reciente nacimiento de sextillizos en el Hospital México y de cuádruples en el Hospital Calderón Guardia, estos embarazos han despertado, de nuevo, el interés del público.
También, ha trascendido la intriga del Colegio de Médicos de Costa Rica, que, a partir de esta semana, investigará las prácticas de fecundación asistida efectuadas por sus miembros para determinar si tienen algún vínculo con estos casos.
Dos y tres. Entre los múltiples, los que más han nacido son gemelos. Según el estudio, más de 8.000 partos atendidos en hospitales públicos y privados dieron como fruto duplas de nuevos costarricenses.
Esto se considera normal, ya que, en promedio, 12 de cada 1.000 embarazos a escala mundial pueden ser de gemelos, mientras que, en Costa Rica son ocho de cada 1.000 los alumbramientos gemelares, dato ligeramente inferior.
“Para mí, lo más hermoso de ser gemela es pensar que desde que me formé tengo a alguien incondicional a mi lado, mi hermana Andrea”, comentó sobre su caso la palmareña Karolina Segura, quien es asesora de imagen y bloguera de moda.
El registro de gemelos permanece sin muchas variaciones durante una década y media; es decir, es estable y está cerca del estándar de probabilidad natural.
Solo el 2010 se alejó un poco de la media, pues ese año, casi nueve de cada 1.000 nacimientos anuales fueron dobles (1.224 bebés de los 70.922 registrados).
Por su parte, los trillizos nacidos vivos durante ese mismo periodo fueron 398, lo que correspondió a unos 132 partos. Considerando que la probabilidad natural es que 15 de cada 100.000 embarazos sean de trillizos, Costa Rica también estaría por debajo de esa tasa, con 13 embarazos.
En promedio, 28 bebés fueron parte de un embarazo triple. No obstante, entre los años examinados, el 2013 excedió esa media, con un total de 48 niños.
Cuatro o más. El registro que sí sorprende en el país es el de cuatrillizos o más. Mientras el estándar natural es de apenas dos alumbramientos de este tipo por cada millón de embarazos, en Costa Rica la cifra asciende a 30 partos por millón.
La cantidad de nacimientos de este tipo por año varía bastante. En el 2000 nacieron cinco niños de partos con cuatro o más bebés, pero los siguientes tres años (del 2001 al 2003) no nació ninguno.
Para el 2004, se registraron cuatro bebés, y en el 2005 la cifra se cuadruplicó: 16. El clímax de casos de cuatro o más niños entre el 2000 y el 2013 ocurrió en el 2011, cuando hubo 21 bebés, pero luego descendió a 12, en el 2013.
Estos partos de cuatrillizos o más suponen un gran reto para el sistema de salud costarricense, pues comprometen tanto la vida de la madre, como la de sus hijos, quienes nacen de forma prematura, con todos los riesgos que eso implica.
“Mis cuatrillizos tienen tres años y medio y son una experiencia más que maravillosa. Los primeros ocho meses no se podía dormir, pues siempre había que alimentar a alguno. Hasta una pizarra acrílica teníamos. Por dicha son muy sanos y tenemos mucho apoyo”, relató Jorge Vargas, de 42 años, a La Nación sobre sus cuatro retoños, Miguel, Sofía, María José y Marco Antonio.
Los datos evidencian que la mayor cantidad de nacimientos múltiples ocurren en hogares cuyos progenitores tienen entre 25 y 34 años, y ambos han concluido sus carreras universitarias.
Entre las excepciones destacan dos niños nacidos (registrados como trillizos) en la categoría de madres de 15 a 17 años, así como 15 trillizos con madres que tenían entre 18 y 19 años.
Cabe destacar que las anotaciones hechas por la CCSS no especifican si los bebés son producto de embarazos naturales o de técnicas de fecundación asistida, como la inseminación artificial o la fecundación in vitro, método que es ilegal en el país.
“Algunos ticos se quejan y hablan de que esos tratamientos no son naturales, pero ellos no entienden porque no están en los zapatos de los papás, de quienes quieren tener hijos”, concluyó Vargas, vecino de San Carlos.