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Chile es otro de esos equipos que guardó sus mejores galas para otra ocasión.
La Copa América extrañará los zarpazos de Marcelo Salas, las incursiones de Reinaldo Navia o los pases al milímetro del genial David Pizarro.
Por lesión o por fatiga, el entrenador Juvenal Olmos recetó descanso a estas figuras y a otras, como Ricardo Rojas o Claudio Maldonado.
Para empeorar las cosas, a última hora se sumaron algunas bajas más: el veterano guardameta Nelson Tapia, quien debió integrarse al Santos de Brasil (que lo acaba de contratar) y el delantero Mauricio Pinilla, lesionado.
Con semejantes ausencias, la “Roja” depende de un grupo de jugadores voluntariosos, pero sin tanta experiencia y cartel como los estelares.
Ni siquiera el hecho de ser uno de los tres países de la Conmebol que todavía no gana esta Copa (junto a Venezuela y Ecuador) persuadió a los chilenos a convocar a su primer equipo. Aquí de nuevo se impusieron objetivos más a largo plazo, como pelear por un campo en el Mundial.
Pero esto no significa que Chile llegue para ser el bufón del Grupo C.
En el plantel habrá figuras de experiencia, como Rafael Olarra, Rodrigo Pérez y Clarence Acuña. Suficiente para tentar objetivos mayores en esta Copa.
Cautela
En el futbol, las victorias no siempre se persiguen por la vía del nocáut. Así lo entiende el entrenador chileno Juvenal Olmos, quien ya anunció un planteamiento cauteloso para el duelo inaugural ante Brasil.
Esto no significa que Chile se esté entregando a su suerte. Más bien, tras esa cautela se esconde la ambición de un equipo que tiene anhelos de protagonismo.
El cuadro chileno se quedó cuatro veces en el umbral del título. Esta vez, sin sus mejores hombres, promete dar la batalla, para para evitarse el hastío de ser una vez más los convidados de piedra de la Copa.
