Sidney y La Habana Cuba vio esfumarse ayer una tercera medalla de oro consecutiva en el beisbol olímpico, al perder 4-0 contra Estados Unidos.
Los norteamericanos, con una novena integrada por peloteros de las menores de los equipos de Grandes Ligas y con el magnífico pitcheo del derecho Ben Sheets, propinaron a los cubanos la que probablemente sea la derrota más dolorosa en su historia.
Cuba, donde el beisbol es el deporte nacional, tuvo que conformarse con la plata y ante su archirrival.
Estados Unidos frustró el intento de Cuba de ganar su tercera presea dorada seguida en el beisbol olímpico. Las dos anteriores las alcanzó en Barcelona 92 y en Atlanta 96.
Los estadounidenses comenzaron a gestar su victoria desde el mismo primer capítulo, al castigar al estelar abridor cubano Pedro Luis Lazo con un cuadrangular solitario del jardinero Mike Neill.
Al inning siguiente, el guardabosque John Cotton le bateó un doblete a Lazo y el manager cubano, Servio Borges, decidió reemplazarlo por el derecho José Ibar, que sofocó la rebelión norteamericana al retirar a tres de los cuatro bateadores que enfrentó.
En tanto, el derecho Sheets maniató a la ofensiva cubana, permitiendo sólo sencillos a Omar Linares y Oscar Macías en los seis primeros innings .
Así, la maquinaria "roja" de Cuba fue frenada. Los norteamericanos, dirigidos por Tommy Lasorda, exmanager de los Dodgers de Los Ángeles, jugaron sin complejos y se inspiraron hasta con el guante.
El madero estadounidense continuó encendido y en el quinto aumentaron la pizarra con un racimo de tres carreras.
Mientkiewicz recibió una base por bolas y anotó tras un doblete del receptor Pat Borders.
Eso fue todo para Lazo, reemplazado por el derecho Maels Rodríguez, quien no se salvó del castigo y el jardinero Ernie Young le pegó un hit con dos outs , que impulsó a Adam Everett y Brent Abernathy para el 4-0 definitivo.
Duelo en Cuba
La tristeza imperó en Cuba luego de que su equipo perdiera ante Estados Unidos, en un partido que transmitió en directo la televisión local y vio toda la isla desde las 4:30 a. m.
"No me pidan que esté contenta, porque hoy nadie puede estarlo", dijo la conductora principal de Radio Rebelde al comenzar la emisión minutos después de la derrota.
"Esto nos demuestra que tenemos que seguir preparándonos mejor para jugar contra los profesionales", fue la consideración inicial de la televisión, que en un gesto inusual mantuvo las transmisiones en directo desde Sidney 2000 para cubrir quizás el partido más esperado en Cuba.
Un juego efectivo le permitió a Estados Unidos quebrar la abultada suma de 26 victorias cubanas por una derrota en esta clase de justas y lanzar sobre la isla un manto de humillación que no esperaban ni los escépticos.
La víspera casi todos los comentaristas cubanos apostaron públicamente a la victoria, luego de que el equipo de la isla venciera 6 por 1 a los norteamericanos en el primer combate bilateral de Sidney, y hasta se hacían planes para los festejos.
La derrota cubana ante su ancestral enemigo norteamericano era el tema del momento en las paradas de los ómnibus, en las cafeterías, en todas las emisoras de radio y probablemente en cada rincón de la isla
"Dedicaré la victoria a los cubanos de Miami", capital del exilio anticastrista, había comentado antes de llegar a Sidney el manager norteamericano, Tom Lasorda, según el decir que circulaba por las calles de la isla, y el anuncio había regado mucho más picante político sobre un juego que siempre tiene ese trasfondo.