Mauricio Alpízar aún siente viva la pasión por el beisbol. Pero aunque se muere por pisar el diamante, ahora su papel es acercar a los niños al deporte de la pelota chica.
En setiembre del 2002, Mauricio decidió dejar la disciplina que practicó desde los 10 años para dedicarse de lleno a su labor como presidente de la Asociación de Beisbol de Santo Domingo de Heredia.
“Ya he jugado, me he divertido y he disfrutado bastante, ahora lo que quiero es trabajar aquí, porque en Santo Domingo está la llama viva del beisbol menor de Costa Rica”.
Mauricio empezó a jugar beisbol en 1975. Siete años después obtuvo una medalla de oro en los Juegos Deportivos Nacionales de Pérez Zeledón.
Con 17 años reforzó a la Universidad de Costa Rica (UCR) en una serie final de la primera división y un histórico viaje a Cuba.
En el 85 debutó en la primera división con la novena de Santo Domingo. Entre 1987 y 1990 jugó becado para la UCR, mientras estudiaba Odontología y, desde entonces, alternó el beisbol con su nueva profesión.
Fue declarado Beisbolista del Año en 1997 y 1999. Además, fue campeón nacional con los florenses en 1991 y el 2000.
Hoy Mauricio está casado, cumplió 37 años, tiene un hijo y vive en Santo Domingo. Tiene una clínica dental en el centro de Heredia y bromea al decir que cuando los pacientes le hablan de beisbol, las citas duran el doble.