París. La belga Justine Henin-Hardenne humilló ayer a la veterana francesa Mary Pierce, a la que venció por un doble 6-1 en la final del torneo Roland Garros, donde repite el título de 2003 tras apenas 62 minutos de juego.
Presa de los nervios, Pierce no fue rival para Henin, que confirma su regreso a la élite con una gran temporada sobre arcilla y su cuarto título consecutivo.
Ni la veteranía (30 años), ni la tercera presencia en una final tras la derrota de 1994 y el título de 2000 sirvieron a Pierce, que contó con el apoyo del público parisino.
La final volvió a ser tan rápida como las dos anteriores ediciones. En el 2004 la rusa Anastasia Myskina derrotó a su compatriota Elena Dementieva aún en menos tiempo, mientras que en 2003 la propia Henin solo necesitó 67 minutos para vencer a su compatriota Kim Clijsters.
Pierce comenzó ganando el primer juego con su servicio, pero fue un espejismo. Luego cedió nueve juegos consecutivos, cometiendo 30 errores no forzados ante 15.000 decepcionados hinchas.
Henin, que padeció en el 2004 un virus que la mantuvo apartada del circuito todo el año, sufrió un nuevo retraso en su regreso cuando en enero padeció una lesión en la rodilla derecha, pero en París, ya recuperada, logró su cuarto título de Grand Slam .
Fue su victoria consecutiva número 23 de la temporada en una semana en la que también cumplió 23 años.
"Es muy emocionante este triunfo para mí después de un duro 2004", dijo tras el partido.
Agradecida. "Cuando era niña, juré a mi madre que ganaría Roland Garros y es un honor hacerlo de nuevo. Quiero agradecérselo a mi familia, mis amigos y a toda la gente que comparte mi vida", afirmó.
La ganadora dedicó también la victoria a su entrenador durante nueve años, el argentino Carlos Rodríguez. "Trabajamos juntos cada día para que volviera a estar aquí", reveló.
Durante su discurso con la copa de campeona en las manos y sin intención, la belga hizo un comentario que la exigente afición francesa se tomó con humor tras el partido tan cómodo que tuvo.
"Ha sido un placer jugar contra Mary", afirmó, provocando la carcajada de la cancha central.
Pierce rompió en lágrimas en varias ocasiones durante su discurso tras la final. Daba rienda suelta a unos nervios que atenazaron todos sus golpes a lo largo del partido.
Entre lágrimas pidió disculpas a la afición de París: "Es muy difícil para mí. Soy muy emotiva. Estoy triste porque perdí y quería haber jugado un mejor partido.
"Intenté hacerlo lo mejor posible, pero eran muchas las emociones y físicamente lo acusé, pero llegar a otra final de Roland Garros es un sueño. Volveré el año próximo", prometió .
Hoy, a partir de las 7 a. m. (hora de Costa Rica), el español Rafael Nadal (sembrado número 4) y el argentino Mariano Puerta (sin siembra) protagonizarán la finalísima de individuales masculinos, muy esperada.
"Él llega como Goliat y yo como David", dijo Puerta ayer.