Aunque la rivalidad (o envidia) le aconseje a los aficionados ticos no hablar en voz alta de los méritos aztecas, la verdad es que el historial de México en la Copa América debe ser motivo de orgullo para toda Concacaf.
El equipo esmeralda fue un destacado huésped desde la primera vez que acudió a la Copa como invitado, en 1993. Esa vez llegaron a la final y solo el impresionante cuadro argentino de Gabriel Batistuta los privó del título.
Desde entonces, México ha sido gran animador. Al cuadro verde nunca lo han eliminado en primera fase, y actualmente son los subcampeones pues en Colombia 2001 llegaron hasta la final, que perdieron ante los locales por la mínima.
Con estos antecedentes, no es descabellado imaginarse a México disputando el cetro.
Con un campeonato local mejor calendarizado, los aztecas han sabido hacerle campo a todo: clubes, Selección, Copa Libertadores, Copa América...
El entrenador Ricardo Lavolpe pudo foguear a su equipo en una eliminatoria de “mentiritas” ante la isla de Dominica.
Luego de vejar 18-0 al inocente equipo caribeño en dos partidos, los mexicanos llegan a Perú obligados a ser grandes animadores, aunque estén sembrados en un grupo que promete fuego.
Para este nuevo reto, Lavolpe convocó a una generación de ilustres, encabezada por el barcelonista Rafael Márquez.
También estarán Oswaldo Sánchez, Pavel Pardo y hasta Claudio Suárez, el histórico Emperador azteca.
En medio de tanta abundancia, Lavolpe solo tuvo una baja: el delantero Cuautémoc Blanco, a quien sus arrebatos dentro de la cancha le siguen costando caros.
En mayo, Blanco provocó una gigantesca pelea en la cancha del estadio Azteca, después de un partido entre el Sao Caetano de Brasil y el América de México. Los dirigentes de la Conmebol fueron poco tolerantes con Cuautémoc, a quien sancionaron con un año de suspensión en cualquier torneo de esa Confederación.
De cualquier forma, la ausencia de Blanco no parece provocar ningún descalabro en la artillería mexicana.
Ahí estará Jared Borguetti, futuro pupilo de Alexandre Guimaraes en el Sinaloa; también Francisco Palencia, de las Chivas de Guadalajara, y Jesús “El Cabrito” Arellano.
Bajo el mando de Lavolpe ya los mexicanos ganaron la Copa de Oro, el año pasado, un título que permitió acallar críticas contra el seleccionador.
Ahora la tarea es más difícil, aunque México ya dio muestras de lo que puede hacer en la vitrina continental.
Ya conocen lo que es una final. Y según fuentes del equipo, este año la meta es volver con “algo grande” en la bolsa.