Los Ángeles, EE. UU. DPA. La tendencia es ya imparable: la NBA es cada año más internacional.
La campaña 2005-06 que empezó el martes pasado batirá de nuevo todos los récords, al contar con 82 jugadores extranjeros procedentes de 36 países.
Prácticamente cada uno de los 30 equipos de esta liga profesional tendrá algún jugador nacido fuera de Estados Unidos.
Como un símbolo de los nuevos tiempos, el listado lo encabeza el actual campeón, San Antonio Spurs, con siete.
Además, el papel de los foráneos ya no es el mismo de antaño, simplemente acompañar a las verdaderas figuras.
Ahora los extranjeros ya son estrellas de la liga. El alemán Dirk Nowitzki (Dallas Mavericks), el serbio Peja Stojakovic (Sacramento Kings), el español Pau Gasol (Memphis Grizzlies), el chino Yao Ming (Houston Rockets) y el ruso Andrei Kirilenko (Utah Jazz) son los líderes de sus equipos.
Atentos. "Todo el mundo tiene miedo de que se le escape la próxima estrella", ilustró Mike Brown, técnico de los Cavaliers de Cleveland.
Este club hereda cuatro extranjeros, entre los que destaca el pivote lituano Zydrunas Ilgauskas.
El mejor jugador de la liga el año pasado, Steve Nash, es canadiense, y Nowitzki terminó en tercer lugar en la misma votación.
Los Spurs tienen al argentino Manu Ginóbili y al francés Tony Parker en su quinteto titular.
Esta temporada añadieron otro argentino, Fabricio Oberto, que formó dúo con Ginóbili en el equipo que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
La lista de ejemplos es interminable. Andrew Bogut, un australiano de ascendencia croata, fue seleccionado por los Bucks de Milwaukee en el primer lugar del "draft" de novatos.
Uruguay festeja con Esteban Batista (Atlanta Hawks) su primer jugador en la liga más importante del orbe. Japón también tiene un "embajador": Yuta Tabuse, en los Clippers de Los Ángeles.
Mientras los demás deportes profesionales estadounidenses, como el beisbol y el futbol americano, buscan medios para expandir sus fronteras, la NBA es la única que puede presumir de estar en los cinco continentes.
Por el momento, las superestrellas como Kobe Bryant, Dwyane Wade o LeBron James siguen siendo estadounidenses. Pero la tendencia es imparable.
A estas alturas, nadie duda ya de que el astro que anotará las canastas decisivas dentro de una década puede estar durmiendo tanto en Malí o Malasia como en Nebraska o Montana.