Él sabe que en Costa Rica no es bien visto detentar el poder de algo durante mucho tiempo, pero eso no le incómoda, pues sostiene que la única forma de transcender en el olimpismo es, precisamente, durar años como jefe.
Para Jorge Nery Carvajal Castro, estar durante 24 años en la presidente del CON le ha procurado "gran prestigio a Costa Rica, la cual es reconocida y apreciada en los foros internacionales".
Y presenta una prueba: en el año 2000 le fue concedida la Orden Olímpica, "una distinción reservada a los jefes de Estado", dice sin falso orgullo quien pretende reelegirse por cuatro años más en el CON.
En el ámbito casero, presenta otro "trofeo": la actual sede del CON fue la casa el narcotraficante mexicano Rafael Caro Quinteto y, "gracias" a sus gestiones, le fue cedida al olimpismo costarricense.
A este abogado el deseo por perpetuarse en la presidencia le ha valido la enemistad de no pocos dirigentes de algunas federaciones, pero como buen olfebre de los reglamentos, conoce los trillos para encontrar siempre el camino de la reelección durante 20 años.
Oposición. Esta es la primera vez que se cuestiona seriamente su continuidad, pues tres de los siete miembros del Comité Ejecutivo están en la oposición.
Por eso, se tomó tanto tiempo para "interpretar correctamente" los estatutos y la Carta Olímpica, pues al definir cuáles atletas que fueron a cualquier edición del ciclo olímpico pueden votar, se asegura buena parte de la reelección.
La oposición lo acusa de "interpretar antojadizamente" los documentos para su conveniencia, pero eso poco altera su estado de ánimo.
Sabe que el tener cuatro votos en el Comité Ejecutivo le permite establecer el padrón que definirá los asambleísta que votarán hoy.
En el departamento de atletas, solo Henry Núñez (judo) y Esteban Mullins (esgrima) participaron en Juegos Olímpicos. Los nueves restantes no conocen una villa olímpica, incluso hay tres del boliche, que no es deporte olímpico.
¿Y cómo comenzó Carvajal su larga carrera en el CON? Según recordó Orlando Ugarte, en 1985 llegó a la asamblea y afirmó que era representante del futbol, lo cual Ugarte probó que no era cierto.
Carvajal, entonces, consiguió el apoyo de Álvaro Sanabria (judo), fue candidato y empezó su dinastía en el olimpismo tico.