Hamburgo. Sí, sí. La desidia de los jugadores de la Tricolor (la mayoría, no todos) contagió las gradas del estadio de Hamburgo por el rato en que fuimos testigos del amargo desempeño. Incluso, algunos jugadores recibieron, una y otra vez, con todo tipo de epítetos que son impublicables.
Pero, seamos honestos: acá, para muchos de los costarricenses que invirtieron tiempo y dinero, la ubicación de la Sele pasa a segundo plano con respecto al ambiente que se respira en este país primermundista por todo lo que tenga que ver con Costa Rica.
Ejemplo: los teutones fueron quienes más apoyaron a la Tricolor, aún en sus momentos catastróficos, mientras los ticos lanzábamos rayos y centellas desde las majestuosas graderías.
Pero la verdad, pocos minutos después pasó el drama. Pasó cuando salimos cabizbajos, eludiendo las miradas, y fuimos abordados, casi acosados, por los seguidores amarillos de Ecuador que insistían en cambiar camisetas con los aficionados de la Tricolor.
"¡Ta' loco mae! ¡Cómo vas a querer esta camiseta, debieron golearnos!" respondía la mayoría.
Negocio. Aún así, hubo intercambio. Algunos ticos salieron realmente ganando, pues por una camiseta con el logo de Costa Rica que cuesta entre 2 y 3 euros recibieron una original de Ecuador, cuyo precio superior a los 60 euros.
Casi ninguno preguntó por la calidad de la prenda, pero alguno que lo hizo dijo: "de algodón ecológico, algo nunca visto".
En las gradas del estadio, la deshonra que nos causó el accionar de algunos futbolistas la compensó la honra que nos dedicó el pueblo alemán. y otros países también.
Aquí la hermandad entre los pueblos, al menos hacia Costa Rica, nos ubica en un sitial de honor.
Difícil interpretar por qué. Lo que sí sabemos es que semejante afirmación no es una "ticada" más, pues pasó el filtro de los más críticos. Así, cada quien admitió que en todas partes se intuye una simpatía casi rabiosa por los ticos, ticos, ticos pura vida.
Así que, gente, ustedes entenderán, desde nuestro adorado y añorado pueblo, porqué nuestra aflicción duró tan poco. Algo tenemos. Tal vez, ni nosotros lo sabemos.
No es con futbol. pero estamos conquistando al mundo.