Ni Puntarenas, ni Pérez Zeledón, ni Brujas o Santos. Tampoco alguno de los equipos tradicionales: la gran noticia en el arranque del Torneo de Apertura es el sorprendente cuadro Carmelita.
El equipo de la barriada mostró sueños de grandeza en las primeras cinco jornadas. Marcha invicto con 11 puntos, que le permiten ser líder del grupo B y de paso comandar la tabla general.
Aunque al equipo de Cañón González se le reconoce siempre la estabilidad para mantenerse en la Primera División en condiciones difíciles (sin estadio propio y con muy pocos aficionados), no es habitual verlo ocupar la cima.
Su espacio natural suele ser, más bien, la mitad de la tabla.
La última vez que Carmelita estuvo en el primer puesto general fue en el Clausura de la temporada 2004-2005, en la cuarta fecha, cuando tenían nueve puntos, uno más que Puntarenas.
Más adelante, en ese mismo torneo, compartieron la punta con Alajuelense, en la fecha 15.
Aquel equipo carmelo, igual de sorprendente como el actual y también dirigido por Juan Carlos Arguedas, superaba en la recta final del campeonato a clubes como Herediano y Saprissa.
En la última jornada, no obstante, cayeron por la mínima de visita ante los florenses y quedaron al margen de la ronda de semifinales. Por un pelo.
Constancia. Esta nueva versión de Carmelita aún debe superar un reto más difícil que llegar al primer lugar: debe demostrar que es posible mantener un buen rendimiento más allá de cinco fechas.
En el campeonato son comunes los equipos que obtienen unos cuantos buenos resultados pero rápidamente pierden fuerza y terminan vegetando en las partes inferiores de la tabla.
En el caso de Carmelita, al menos ya pasó dos pruebas: jugó de visita en el Saprissa y obtuvo un histórico 4-0, y sobrevivió con un 1-1 al partido ante Herediano.
El próximo domingo les toca otro de esos partidos para demostrar que van en serio, pues visitan a la Liga en el Morera Soto.
Y, aunque otros equipos de Primera División otorgan incentivos a partir de los resultados exitosos, el técnico Arguedas asegura que en Carmelita el verdadero premio es el orden y la puntualidad con que les pagan cada mes el salario.
“Aquí la mejor recompensa es que se cumple lo que se promete, nadie ofrece algo que no puede cumplir. Tenemos los salarios al día y ese es el gran secreto de Cañón González”, aseguró. Colaboró el estadígrafo de La Nación Gustavo Retana.