El cuadro patrio balbucea la idea del técnico Marvin Rodríguez
Una máxima de la vida cita que a todo recién nacido siempre se le encuentran una serie de defectos, algunos de los cuales los acompaña en su existencia, aunque la mayoría se logran corregir con el paso del tiempo.
En el futbol pasa lo mismo. El cambio de timonel en la Selección de Costa Rica, el año pasado con la repentina renuncia al cargo técnico del colombiano Francisco Maturana, acentuó más la situación descrita pues su reemplazante empezó de cero, con renovados rostros e ideas.
El Pacho fue evidente que impulsó un juego que le diera mejor cuido al balón, al aprovechar cada centímetro del terreno de juego y asumir ciertos riesgos defensivos, al jugar con una zaga en línea y adelantada.
Pero el "entorno" lo enfermó y dejó el país con un litigio de por medio, aún no resuelto con la Fedefut. Y llegó Marvin Rodríguez con la misión prioritaria de preparar al equipo hacia la Copa de Oro, con el agravante del escaso tiempo de preparación.
Sólo se pudieron programar cuatro fogueos, todos en casa, en los cuales se logró conservar el invicto ante Eslovaquia (4 a 0), Honduras (1 a 1), Trinidad y Tobago (2 a 1) y Chile (1 a 0), previo al debut el próximo domingo 13 en el torneo regional.
En dichos compromisos, la Tricolor mostró cosas positivas y negativas que vale la pena reseñar. Lástima que no fue posible medir al equipo en campo contrario, situación que sí sufrirá en Estados Unidos.
Virtudes y defectos
Rodríguez dejó atrás la herencia de Maturana y puso en practica el regreso al 3-5-2, al contar con líbero, dos marcadores centrales, dos volantes laterales, dos contenciones, un armador de juego y dos en punta.
Quiere a toda costa un plantel sólido en defensa, que impulse labores de recuperación y siga su estilo muy criollo de "juntarse y tocar".
Pero este naciente juego de conjunto está lejos de su mejor nivel, debido a que Rodríguez recibe a los jugadores dos días antes de cada fogueo, sin poder realizar ensayos.
Esto confirma que muestre lentitud en la salida y un juego previsible, pues hay demasiada dependencia de Hernán Medford en ataque, pocos creadores de juego y una preocupante pasividad en la marca.
No todo es malo. Hay varios puntos positivos en este grupo, como la confirmación de la jerarquía del líbero y capitán, Víctor Cordero, para salir y ordenar a la defensiva.
La actitud colectiva para salir de momentos de debilidad y el "segundo aire" de Medford, para preocupar a quien se le anteponga en su camino.
Queda la duda de quién acompañará adelante a Hernán. Rónald Gómez con sus 16 goles en la liga de Grecia, reclama un campo a gritos, mientras que Paulo Wanchope está en déficit con la Tricolor, luego de su mala campaña en la Uncaf 99.
El equipo está tierno. Es un bebé que apenas gatea, pero que tiene derecho de adelantarse al tiempo y soñar con ganar la Copa de Oro 2000.