Ocho años después de haber celebrado su última clasificación mundialista, los aficionados costarricenses se llenaron la garganta con un grito de alegría.
Para algunos, el pase a Brasil 2014 fue un boleto sufrido en exceso; para otros, el justo premio a un equipo ordenado y trabajador.
Lo cierto es que, comparada con las selecciones ticas que clasificaron a los mundiales de Corea-Japón 2002 y Alemania 2006, esta Tricolor que la noche del martes selló su pasaporte al cuarto Mundial de su historia supo marcar diferencia en defensa y disciplina.
Fiel a su estilo de armar los equipos desde atrás, el técnico Jorge Luis Pinto dio forma a una Selección Nacional que pasará a la historia como la que menos goles ha recibido en una exitosa eliminatoria mundialista.
Encabezados por el portero Keylor Navas, titular indiscutible en 12 de los 14 partidos del Premundial, la Selección Nacional solo encajó 10 anotaciones, para un promedio de 0,78 por encuentro.
La cifra está muy por debajo de los 23 goles recibidos en el camino a Alemania 2006 y los 15 encajados en la eliminatoria a Corea-Japón 2002, al momento de asegurar el boleto a la cita mundialista.
Aunque esta Tricolor que alista maletas para viajar a Brasil es la menos goleadora de las tres que clasificaron a una Copa del Mundo, comparte con la del 2002 un excelente gol diferencia de +15.
Otro punto a favor de la actual Selección es la disciplina mostrada por sus jugadores en el campo de juego. Durante los 14 partidos eliminatorios disputados hasta ahora, Costa Rica ha recibido 30 tarjetas amarillas y ninguna roja.
Esa estadística le permitió al técnico nacional no quebrarse la cabeza por encontrar sustitutos para jugadores que serían baja en algún partido por sanción.
Solo seis seleccionados se perdieron al menos un juego por sumar dos tarjetas amarillas y 21 de los 38 jugadores utilizados durante toda la eliminatoria nunca fueron amonestados.
A la estabilidad en la planilla se sumó también la tranquilidad que se respiró en el banquillo tricolor durante todo el Premundial.
Mientras los caminos a Corea-Japón 2002 y Alemania 2006 estuvieron marcados por los cambios en la dirección técnica de la Selección Nacional, la clasificación a Brasil 2014 se consiguió solo bajo la batuta de Jorge Luis Pinto.
En el 2000, el brasileño Gilson Nunes comenzó la lucha por el boleto al mundial asiático, pero renunció tras una pésima labor en la fase de grupos. Entonces llegó Alexandre Guimaraes a enderezar la barca y ponerla rumo a Oriente.
En el 2005, el estadounidense Steve Sampson empezó la eliminatoria, Jorge Luis Pinto lo relevó apenas en el tercer partido y Guimaraes volvió a surgir para terminar de visar el boleto a Europa.
Ahora, camino a Suramérica, Pinto regresó al banquillo para clasificar al Mundial cuando aún faltan dos partidos eliminatorios, como ocurrió hace 12 años.